Solo queda un puesto abierto por las mañanas en A Pedra; por la tarde, cierra todo

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO

María Elena Graña pinta su nuevo local que abrirá en el mercado de A Pedra dentro de 20 días.
María Elena Graña pinta su nuevo local que abrirá en el mercado de A Pedra dentro de 20 días. xoán carlos gil

Los antiguos vendedores bajan la verja por falta de ventas pero el mercado atrae a nuevos comerciantes ilusionados en reflotar la zona

28 abr 2016 . Actualizado a las 13:05 h.

Son las cinco de la tarde y unos turistas preguntan a un vendedor de souvenirs a qué hora abre el mercado de A Pedra. La verja está cerrada con el candado echado y no se observa movimiento alguno. Quizás a las 17.30 o a las 18.00 horas, todo depende de la única vendedora que abre la puerta por las tardes.

«Lo dije hace un año, han acabado con 60 familias que se ganaban la vida aquí sin que todavía haya una sentencia. ¿Dónde está la presunción de inocencia?», se queja un vendedor de la zona de A Pedra al que recientemente la Justicia permitió reabrir una de sus tiendas. «En vez de mercado de A Pedra deberían cambiarle un par de letras y poner Mercado de A Pena, porque han acabado con un lugar centenario», añade.

Pasadas las 18.00 horas, las verjas del mercado siguen echadas pero dentro se oyen ruidos, al lado de la antigua joyería Patos, que también sopesa reabrir en un futuro. Al bajar por las escaleras, se observa cómo un comerciante y una mujer están pintando de blanco un local de 13 metros cuadrados. María Elena Graña explica que va a montar una tienda de ropa para chicas jóvenes en el mercado. La inauguración será dentro de 20 días. «Trabajé en un comercio de la calle Príncipe pero llevo dos años y medio en paro y me surgió la oportunidad de coger este local y montar un negocio. Vamos a ver qué pasa, traigo muchas ilusiones e ideas. Tengo 50 años y quiero empezar de cero. Eso sí, no voy a vender ni una sola marca, nada de marcas, no tengo nada que ver con lo anterior», dice. Su plan es abrir el negocio todo el año sin pensar en el turismo ni la temporada alta.

Hace un mes, una fabricante y diseñadora de ropa también probó suerte en A Pedra, esta vez en la parte exterior de Teófilo Llorente. La copropietaria de Harcos, Miriam Álvarez, admite que las ventas son muy bajas. «Al puerto han llegado tres o cuatro cruceros pero por aquí no ha pasado nadie. En A Pedra no hay ambiente, esa es la verdad, esperamos que la gente vuelva a abrir y esto funcione de nuevo», cuenta.

Miriam explica que la tienda sirve más que nada para probar sus diseños de ropa en modelos de clientes de la vida real y así pueden readaptarlos para que encajen mejor. «Trabajamos con modelos con cuerpos perfectos cuyas prendas se adaptan perfectamente pero en la tienda vemos que una prenda necesita amoldarse mejor a una barriga incipiente», cuenta.

Los puestos de la parte superior del mercado pasan la tarde con la verja echada. La única vendedora que queda solo abre por las mañanas. Muchos no van a los puestos porque los clientes ni vienen ni compran. El mercado ha tocado fondo, a la espera de que afloren aperturas.