Estalla la guerra institucional

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

M. MORALEJO

Tras años de calma, el Concello choca con las dos corporaciones claves que controla el PP, Zona Franca y Puerto. Las elecciones están a la vista

01 ago 2015 . Actualizado a las 13:04 h.

La batalla política entre socialistas y populares estalló ayer con toda su fuerza en dos instituciones relevantes de la ciudad, Autoridad Portuaria y Zona Franca, donde no se suele votar, y en las que es habitual que se adopten decisiones por unanimidad, y las dos gobernadas por el PP. En ambos casos el protagonista fue el alcalde vigués, quien tras su amplio triunfo electoral en las municipales, trató de imponer su tesis en ambas, sin conseguirlo.

Este día negro para las relaciones institucionales comenzó en el Puerto. Se debatía la instalación de una segunda terminal de cruceros en la nave de rederos, paralizada en su día por la Gerencia municipal de Urbanismo. Caballero piensa, como poco después declaró su concejal Regades, que «se quieren legalizar situaciones ilegales», pero  nadie le siguió. 

Pero el conflicto más tenso se produjo en el Consorcio, donde, en aplicación de los resultados electorales el PSOE nombró a cinco concejales miembros del pleno, instancia que preside él aunque el poder ejecutivo reside en Teresa Pedrosa (PP), delegada del Estado. De estos nuevos vocales, Caballero se garantizó cuatro y el quinto fue Miguel Fidalgo, concejal del PP. Por lo que respecta a la Marea, la dejó fuera de Zona Franca.

Con estas incorporaciones, era preciso elegir a dos representantes en el comité ejecutivo, donde existía una vacante y Pedrosa generó otra al revocar al empresario Manuel Rodríguez (Rodman). Para sustituir a ambos propuso a Elena Muñoz, portavoz del PP en el Concello vigués, y a Rafael Louzán, expresidente de la Diputación.

Esta iniciativa provocó el enfado de Caballero, quien consideró que se incumplía la normativa de Zona Franca, que prevé la elección para el comité ejecutivo de personas de reconocida competencia en materia económica y comercial. Pedrosa defendió a sus candidatos ya que Muñoz es interventora de la Xunta y exconselleira, y Louzán lleva doce años en el pleno. Obviamente, la discusión no era técnica, sino política, ya que Rodman es una persona próxima al alcalde. 

Junto a los dos propuestos por Pedrosa se elegían otros dos a iniciativa del Concello, David Regades y Javier Pardo. Llegada la votación, Caballero exigió que fuera separada, dándose la paradoja de que los municipales recibieron todos los votos, pero los socialistas votaron en contra de Muñoz y Louzán.

Acabada la sesión llegó la hora de las reprimendas. Regades tachó de «intolerable que por primera vez se haya utilizado de manera partidista la institución de Zona Franca». También defendió la «competencia profesional» de Manuel Rodríguez «y su generosidad al dedicar tanto tiempo tantos años al Consorcio».

Pedrosa se tomó a broma la acusación de politización de Zona Franca. «Nosotros votamos a favor de todas las propuestas y ellos solo por las suyas, y sumaron el voto de Manuel Rodríguez, que demostró su proximidad al PSOE. Acepto que nombren a quien quieran, que cesen a Font para nombrar a Regades o al  primo o cuñado de quien quieran, pero que no nos den clases».

Respecto a la representación municipal decidida por Caballero, la contrapuso a lo que ha hecho Ada Colau en Barcelona, «que para la Zona Franca nombró a un concejal de cada partido. Aquí son cuatro del PSOE y uno del PP. Ninguno de la Marea pese a que antes el BNG, también con tres concejales, sí tenía representación».

En medio de semejante alboroto, la reforma de Balaídos no fue abordada. Caballero había anunciado que lo hablaría ayer con Pedrosa, pero no parece que fuera el día adecuado. Por tanto, todo queda aplazado, quizás hasta después de las elecciones generales por si se produce un cambio que afecte a Zona Franca y Puerto.

Una batalla que comenzó con Porro y estaba dormida

Hace cinco años, el alcalde provocó un sonado conflicto al paralizar obras del Puerto, concretamente Portocultura, en las antiguas naves de rederos, y la segunda terminal de cruceros, en las desaparecidas naves de la fruta. Caballero dio la orden desde la Alcaldía, adonde había llegado desde la presidencia del Puerto. Y en este cargo estaba Corina Porro, que había recalado tras perder el sillón municipal ante Caballero.  

Fue aquel un conflicto político en el que las dos principales instituciones llegaron a las manos, con la Policía Local paralizando las obras y el Puerto colocando un cartel de denuncia. Al final el Concello se salió con la suya ya que los tribunales le dieron la razón. Porro había cometido el error de iniciar ambos proyectos sin un Plan Especial de Usos Portuarios que les diera cabida. Por tanto, legalmente la Gerencia de Urbanismo actuó  de manera correcta. Otra cuestión es que no sea frecuente ese choque entre dos instituciones públicas que deberían colaborar. 

Pasados los años, el sucesor de Porro, López-Chaves (quien lleva días criticando al Concello por no promocionar el turismo), decidió comenzar la casa por los cimientos y no hizo nada en rederos hasta que estuvo vigente el Plan Especial de Usos. Tras ello, propuso al consejo de administración del Puerto la construcción de la segunda terminal de cruceros. Sin embargo, ayer, en el momento de la votación hubo casi consenso general en que es una obra conveniente. El único voto en contra fue el del alcalde.