Viven en un coche tras ser desahuciados por la abuela en O Porriño

alejandro martínez O PORRIÑO / LA VOZ

VIGO

ALBA PEREZ

Un discapacitado psíquico y su novia piden un techo y un trabajo después de quedarse en la calle por orden judicial

26 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una pareja vive en un coche desde el pasado jueves en O Porriño. La causa es que la abuela de él, Enrique Represas Barreiro, un joven de 29 años con una discapacidad psíquica de un 65 por ciento, lo ha desahuciado de la vivienda en la que residía con su novia en la parroquia de Chenlo. La madre también vive con su pareja sentimental en el mismo inmueble, ubicado en el barrio de Abas, pero no impidió que se ejecutara el lanzamiento. «Mi madre declaró en contra de mí durante el juicio que tuvimos a finales del año pasado», afirma Enrique. El desalojo forzoso fue dramático. El nieto, que sufre episodios de epilepsia, estaba muy nervioso y se quiso tirar por un muro cuando llegó la comisión judicial. Una agente de la Guardia Civil lo agarró para frenar su caída y tuvieron que sujetarlo entre varios miembros de la patrulla. Dos agentes resultaron heridas durante el forcejeo y están de baja. Enrique también sufrió lesiones en las manos y en la espalda, «por lo que he puesto una denuncia a los guardias».

Enrique y su novia, María Cristina Castro Freire, se quedaron en la calle una vez que terminó el plazo de un mes que les había dado el juzgado para marcharse voluntariamente. La magistrada del juzgado de instrucción número 3 de O Porriño dio la razón a la demandante durante el juicio. La abuela aportó las escrituras para acreditar la propiedad de la vivienda, mientras que el nieto no pudo hacer valer ningún título para demostrar su derecho a ocuparla. Tras el desalojo, una tía les ofreció meterse en una casa en ruinas en el mismo barrio. Pero la pareja rechazó el ofrecimiento por temor a que algún día el tejado se les pueda caer encima. Un Peugeot 206 de color gris aparcado junto a la escuela municipal de Chenlo, en la que el propio Enrique Represas estudió cuando era pequeño, es ahora su único hogar. El jueves él durmió en los asientos delanteros y ella en la parte de atrás. Ahora han descubierto que están más cómodos durmiendo los dos delante. Apenas tienen recursos para subsistir. Él cobra una pensión de 366 euros mensuales y ella percibe 60 euros de una Risga.

El dueño de un supermercado les facilitó algo de embutido, pan de molde y galletas, que ya se les están terminando. Hasta ahora es la única ayuda que han recibido después del desahucio. «Quiero un techo, un trabajo y que me devuelvan los 500 euros que gasté en una obra en la casa», afirma Enrique Represas.