Las dos caras del Cristo

VIGO

18 jul 2015 . Actualizado a las 14:17 h.

Empieza la cuenta atrás para la procesión del Cristo. Ese fenómeno religioso que atrae a las doscientas mil personas de rigor repartidas entre el día 2 de agosto y la víspera. Resulta cuando menos pintoresco que buena parte de los fieles opten por hacer la ruta por su cuenta un día antes, sin Cristo, sin pregonero, sin estandarte, sin políticos, y este año, sin dron. Resulta difícil de creer que en una ciudad en la que la asistencia al culto dominical es de las más bajas de España, la imagen del Cristo logre congregar a millares de devotos. No menos entendible es si se tiene en cuenta que en más de una ocasión se han suspendido procesiones de la Semana Santa viguesa por falta de costaleros.

Cuesta creer que la comisión organizadora sea fiel a su cita y año tras años lleve todo adelante sin un solo fallo. Inspecciona una a una las calles por las que va a pasar la procesión, elige de forma cuidadosa a la persona que portará el pendón, se reúne con el alcalde para dar el visto bueno al pregonero... Y así sucesivamente año tras año con el tiempo necesario para evitar los agobios de última hora. Un sobresaliente para la parte religiosa.

Lo de la lúdica sí que resulta sorprendente. Faltan quince días para la festividad y todavía se desconoce el cartel. Con lo que les gustaría a los vigueses tener una semana grande de esas que duran quince días con actuaciones de la talla de Coldplay. A no ser que el Concello haya decidido copiar la táctica del Sinsal y que se decante por los conciertos sorpresa, sin programa ni previo aviso. Si así fuera, cualquier día podríamos encontrarnos a Katy Perry por las ostras sin saber que por la noche aterrizará en Castrelos. Lo malo de esta táctica es que genera inquietud a medida que se acercan las fechas. Lo que no vale es poner las banderillas cuando ya pasó el toro y decir el 3 de agosto que las fiestas del Cristo ya se celebraron.

mariajesus.fuente@lavoz.es