Cómo se organiza el traslado más complejo de un hospital español

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Consultan el viernes en un centro y el lunes en otro con los mismos equipos

30 jun 2015 . Actualizado a las 09:02 h.

El proceso que ayer arrancó en Beade es una especie de aterrizaje suave. La dirección del área sanitaria decidió comenzar con todo muy amarrado para la primera toma de contacto. Por eso, se seleccionó a una parte de los pacientes de hemodiálisis (solo los del Meixoeiro), pocos y controlados, y a las de nefrología, que son escasos, además de muy pocos preoperatorios, que son consultas muy de rutina y se aprovecha al anestesista que se hace cargo de la unidad de soporte vital. También por eso comenzó el traslado del servicio de Anatomía Patológica, que apenas hace clínica. La idea es ir probando las instalaciones, testando la seguridad, ir tomando nota de los problemas que detecten los pacientes e ir aprendiendo sobre la marcha.

«Dubido que haxa traslados de centros en España con tanta complexidade coma este», dijo el gerente del complejo, Félix Rubial, en su primera valoración. Rubial ya había vivido como directivo los traslados de los hospitales de Santiago y Lugo y aseguró que no tienen «nada que ver» con el de Vigo. Cada hospital tiene características propias, pero este proceso tiene algo singular: no solo se traslada un hospital -el Xeral- y parte de otros cuatro -Meixoeiro, Cíes, Rebullón y Nicolás Peña-, sino que además toca remodelar la asistencia que prestan todos los hospitales de la ciudad y, de algún modo, configurar la nueva sanidad.

Así que no es un simple traslado. La mudanza es compleja, pero el reencaje de las piezas del puzle sanitario vigués es un reto tal vez mayor.

A corto plazo, cada lunes hasta mediados de agosto se van un bloque de servicios a Beade con sus consultas externas. La próxima semana será más fuerte, con ginecología, obstetricia, pediatría, otorrinolaringología y neurología. Será cuando se acabe el aterrizaje suave y haya que poner toda la carne en el asador.

Para ello, los viernes por la tarde, explica el director del área ambulatoria de la sanidad viguesa, Javier Caramés, empezará el traslado de equipos de los servicios a los que el siguiente lunes les toque pasar consulta en Beade. Esos mismos equipos se habrán utilizado en las citas de pacientes por las mañanas, así que tendrá que estar todo bien etiquetado para que la empresa los traslade el fin de semana. Del traslado se encarga la consultora Servimóvil.

Para que todo funcione, se han preparado las agendas con los pacientes y se ha recitado a aquellos que ya tenían una consulta fijada. «Ese trabajo ya está hecho», dice Caramés. Rubial estima que hay más de 100.000 cambios de citas.

Para los pacientes se abre un área del hospital que todavía es pequeña. Toda la hospitalización -las velas- permanece cerrada y en el bloque técnico -lo que está detrás de las velas, de fachada verde- la mudanza es lenta. El área ambulatoria debe estar totalmente trasladada el 18 de septiembre. «Neste momento nada impide cumprir o cronograma», dice el gerente, consciente de los retrasos en la compra del equipamiento por las impugnaciones de empresas.

Anatomía Patológica quiere más técnicas

El servicio de Anatomía Patológica también se trasladó ayer a Beade, aunque pasó más desapercibido porque no atiende pacientes. El jefe del servicio, Joaquín González-Carreró, mostró las instalaciones que, dijo, «no tiene ningún servicio de Galicia». Con ellas, aspira a captar nuevas técnicas. De hecho, pedirá ser referencia en Galicia para las patologías neuromusculares. «Ya lo somos de hecho, pero queremos serlo de derecho», explicó, y citó a su antecesora, Carmen Navarro, como impulsora de esta área. El banco de cerebros que estaba en el Meixoeiro también se traslada a Beade.

Acompañó a Carreró la supervisora de enfermería María Elena Alonso, que considera «un salto al final de mi vida laboral» el paso a Beade. Lleva 32 años como supervisora y 38 en el servicio, así que asegura que es «la más veterana del área sanitaria».

Una unidad para emergencias

Puede pasar algo. Por si acaso, se ha abierto una unidad de soporte vital, que es algo así como una ambulancia medicalizada pero estática. Si hace falta reanimar a algún paciente, lo llevarán a esa habitación, ubicada en el hospital de día y dotada de desfibrilador, respirador, electrocardiógrafo, un monitor y otro equipamiento. «No recuerdo haber tenido que reanimar a nadie en consultas», asegura Javier Caramés. Una enfermera de críticos y un anestesista se encargan de la unidad y, en previsión de que no tengan que atender a ningún paciente, se han programado consultas de preanestesia, los llamados preoperatorios.

En la puerta del hospital también hay permanentemente una ambulancia medicalizada, ya que si hay que ingresar a alguien se iría al Xeral o al Meixoeiro: el Cunqueiro aún no tiene hospitalización.

El reto de lograr la cita

Una de las novedades del nuevo hospital de Vigo es el sistema de citas. Hasta ahora, un paciente que llegaba al Xeral o al Meixoeiro sabía a qué puerta dirigirse. Se sentaba en la sala de espera y aguardaba su turno. Ahora, en los accesos al edificio hay unos dispositivos electrónicos, conocidos como quioscos, en los que todos los pacientes deben introducir su tarjeta sanitaria. Una vez lo hacen, la pantalla les indica en qué puerta los atenderán y el quiosco les dispensa un papel con un código por el que serán llamados. Si no hay ninguna cita asignada a esa tarjeta, la pantalla lo avisa. No sale un médico ni una enfermera a la puerta, sino que una pantalla muestra su código y la puerta a la que deben dirigirse.

No todo el mundo lo entiende a la primera, de momento, ni todas las tarjetas funcionan. Ayer fallaron unas cuantas. «Hay en torno a un 15 % de tarjetas con la banda magnética estropeada», estima la directora de procesos asistenciales, Mar Vélez, número dos del complejo. Para estos casos, se han instalado impresoras dentro de cada bloque del área ambulatoria. El personal de información está pendiente de todos los pacientes.

La avanzadilla de celadores

Los celadores del Chuvi juegan un papel clave en el arranque del nuevo hospital. Cuatro trabajadores están aprendiendo a moverse por el Álvaro Cunqueiro. «Nuestra función después será enseñar al resto cómo moverse por aquí, porque es muy grande y es muy complejo», dice el que será responsable celadores en las consultas externas del nuevo hospital, Ignacio Correa. Explica que las enfermeras y los médicos están asignados a un servicio concreto, pero los celadores «somos los únicos que nos movemos por todo el hospital», de forma que buena falta les hace conocerlo bien.

Además, a ellos les ha tocado apoyar al personal de información. A los usuarios les cuesta ubicarse. Antes de ir a consultas hay que pasar por un dispositivo electrónico que expide las citas y no todo el mundo logra entenderlo. Así que tanto el personal de información como los celadores se vuelca en guiar a los pacientes y sus familias. En total, ayer fueron nueve personas para hacer estas funciones, siete por la mañana y dos por la tarde.