Por aportar otro punto de vista para el análisis, el PP solo obtuvo en dos ayuntamientos de toda la provincia peores resultados que los conseguidos en Vigo: en Catoira, el histórico feudo de la ribera roja, y en Gondomar, donde la fragmentación de su nueva corporación no le dio a la candidatura vencedora ni un cuarto de los votos. También hay que rebuscar para encontrar adhesiones tan exiguas para el BNG: Gondomar por la citada atomización de su política local; Arbo por las guerras cainitas del nacionalismo, y A Cañiza, Meaño y Ribadumia, plazas populares sin complejos, aunque en su fuerte Louzán también haya perdido ahora su mayoría absoluta.
Que la oposición haya cosechado en Vigo de los peores resultados de toda la provincia y claramente, además, de la Galicia urbana, pone en evidencia, entre otras cuestiones, que su trabajo ante Abel Caballero ha sido malo, por lo menos en los últimos cuatro años; que se equivocaron en el diseño de sus campañas, en la transmisión de sus propuestas, e incluso que no acertaron en el momento de la designación de sus candidatos, en el perfil de los mismos y en la composición de sus listas. Los dos partidos llevaban en sus mochilas la factura de haber pactado con Caballero sin lograr marcar su impronta, que nada tiene que ver con tratar de hacer dos alcaldías, como el BNG sabe, o tratar de obtener del acuerdo solamente un inexplicable rédito electoral, como se le notó en exceso al PP. Los dos partidos penan no haber sabido cómo hacer frente desde sus posiciones al regidor, acabando por hacerlo más grande en la comparación.
Cuatro años de penitencia es lo que les queda por delante a ambos, para trazar un planteamiento creíble, un proyecto que vaya más allá de sumar una idea cada día de campaña. Luego podrán perder, pero lo mínimo es presentarse.
@carlospunzon
El PP solo obtuvo peores resultados en dos concellos y el BNG, en cinco