Un invento vigués facilita el atraque de los barcos de recreo

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO

La firma Onesailor inicia la comercialización de un sistema único en el mundo que permite realizar la maniobra a una sola persona

04 may 2015 . Actualizado a las 17:12 h.

«Es una solución para garantizar la seguridad». Así define Juan Pereiro su invento, un sistema único en el mundo que permite a una sola persona realizar las maniobras de atraque y desatraque de cualquier barco de recreo. «Por supuesto, también sirve para los de pesca, pero en este caso para que las autoridades de la Marina Mercante recomienden su implantación tiene que estar homologado», afirma Pereiro, que añade que es cosa de tiempo, ya que lo único que se necesita para dicha homologación es demostrar su efectividad durante un plazo determinado de años.

Onesailor, que es como la familia Pereiro ha bautizado no solo el sistema sino también la empresa, consiste en una estructura de EPDM (caucho sintético de gran resistencia) con una amortiguación progresiva, que se atornilla al pantalán y no requiere mantenimiento. «Es tan sencillo que no sé cómo no se le ocurrió a alguien antes», señala Juan Pereiro, que ha patentado la idea. En realidad, tiene cuatro patentes. Salvando las distancias, podría compararse con la que tuvo Manuel Jalón en los años 60, el ingeniero aeronáutico que transformó la mopa en una fregona simplemente incorporándole un palo.

Fue la necesidad lo que le llevó a estrujarse las meninges. Propietario de un velero de 10 metros de eslora, cuando hace cuatro años se jubiló su intención era salir a navegar a diario, una afición que hasta entonces estaba restringida a los fines de semana con familia y amigos. Pero enseguida comprobó que, dadas las características de su barco, para realizar las maniobras de desatraque y atraque necesitaba ayuda.

Su hija Andrea, que es ingeniera, se encargó de diseñar los prototipos -«hicimos varios hasta dar con el modelo perfecto»- y él de realizar las pruebas a pie de obra. Tras comprobar que había dado con la solución perfecta apostó por crear una empresa para comercializarlo. Para ello embarcó en el proyecto a otros dos hijos, Silvia y Julián. La primera se encarga de la gerencia y el segundo de la dirección comercial.

El onesailor ya se presentó en sendas ferias del sector en Ámsterdam y Corea, en las que tuvo una gran acogida. El secreto, sostiene Juan Pereiro, «es que vale para una chalana y para un velero de 30 metros y, sobre todo, que no hay nada igual en el mercado».

La amortiguación progresiva que garantiza la pieza de caucho se obtiene por deformación elástica de los perfiles de EPDM. A diferencia de otros sistemas utilizados en el sector náutico, no contienen aire comprimido en su interior y todos sus componentes están fabricados para resistir las duras condiciones medioambientales propias de cualquier puerto deportivo.

El diseño del dispositivo elimina los huecos que dejan las defensas convencionales entre el pantalán y el barco, lo que contribuye a reforzar la seguridad de las maniobras.

Francia, Gran Bretaña e Italia son los principales mercados objetivo de la empresa

Consciente de que el mercado nacional de la náutica deportiva no vive su mejor momento, la familia Pereiro ha puesto sus ojos en Francia, Gran Bretaña e Italia como principales mercados objetivos para arrancar la comercialización de sus productos. Tienen hasta cuatro patentes, ya que además de la pieza estrella, que son los sistemas de atraque tanto por proa como por popa, han ideado también una gama de productos que evitan que se raye la pintura del casco, así como los esfuerzos del barco sobre el pantalán o finger, que incluyen desde defensas de costado de diámetro reducido para ganar espacio en la plaza de atraque a escalones del acceso al buque con barandillas abatibles.

Antes de decidirse a crear la empresa Silvia y Julián Pereiro realizaron un concienzudo estudio de mercado. «Hay 22.000 grandes puertos deportivos en el mundo, algunos con hasta 3.000 puntos de amarre, así que nos lanzamos», explica Julián.

Con todo, prefieren ser cautos a la hora de fijarse objetivos. «Acabamos de empezar», dicen. Si las previsiones se cumplen, cerrarán el 2015, su primer ejercicio, con una cifra de negocio de medio millón de euros. «Contamos con la ventaja de que el resto de las ayudas al atraque que existen en la actualidad son tecnológicas, a través de GPS y sofisticados y carísimos aparatos. Nuestro sistema puede adquirirse por 300 euros». Los primeros pedidos llegaron desde Canadá y Chicago.