«En los paritorios suele practicarse la violencia obstétrica»

Ángel Paniagua Pérez
Á. Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Luzía Titán también hace arteterapia en la Fundación Eomaia.
Luzía Titán también hace arteterapia en la Fundación Eomaia. M.M.< / span>

Las doulas aseguran que solo tratan de informar a las mujeres sobre sus opciones

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando el Consejo de la Enfermería presentó su informe sobre las doulas, los enfermeros llegaron a decir que las doulas hacen prácticas «de secta canibalista». Desde entonces, las doulas tratan de alejar de su discurso todo lo que pueda oler, aunque sea muy ligeramente, a espiritismo o secta. Pero hay un fuerte concepto filosófico tras las doulas. La propia palabra no es casual. En griego significa sirvienta o esclava. Ellas prefieren decir que son acompañantes de la mujer durante el embarazo. «La doula como algo que la naturaleza pone al servicio de la mujer», resume Luzía Titán, que ejerce esta función desde hace nueve años.

La doula bebe de la experiencia. «Siempre hubo mujeres ayudando a mujeres», dice. Su trabajo consiste en «hablar del ecosistema de la mujer». En el proceso de acompañamiento charlan sobre dudas físicas, emocionales, familiares, de alimentación. Se establecen encuentros. Luzía Titán trabaja en la Fundación Eomaia, que cobra 25 euros por sesión. Dice que las mujeres suelen acudir a ellas cuando tienen un problema que no saben resolver.

Guadalupe Barbosa regenta el centro Alma Mater. Lleva seis años como doula. Actualmente acompaña a cinco mujeres. «Suelen venir porque tienen miedo al dolor en el parto». Dice que el acompañamiento consiste en charlar e informar. Compartir temores y experiencias. Nada más. Asegura que informan para el parto, pero que no hacen educación para el parto, ya que legalmente esto solo puede hacerlo el personal sanitario. El servicio de acompañamiento durante todo el embarazo cuesta 420 euros. Si se hace parto en casa, se cobra aparte, por la tarifa de las matronas.

Ninguna de las dos doulas dice abiertamente que recomiende el parto en casa. Aseguran que la mujer debe «poder decidir», así que ellas informan sobre las opciones que existen. Lupe Barbosa lee una sentencia del Tribunal Europeo que establece que «las decisiones sobre el parto pertenecen solo a la mujer». Pero ambas doulas admiten que, si ellas mismas tuvieran que dar a luz ahora, lo harían en sus casas. Luzía Titán, de hecho, parió en su casa y dice que vivió ese momento de una forma más íntima y más cercana al bebé. «Siempre se parió en casa», recuerda. En todo caso, aseguran que siempre que acompañan partos a domicilio hay comadronas presentes.

Ninguna quiere hablar mal del hospital de buenas a primeras, aunque dicen que en el Xeral no las dejan entrar. En realidad, solo un acompañante suele acceder al paritorio y las mujeres suelen decantarse por su pareja.

«En general, en los paritorios suele practicarse la violencia obstétrica», afirma Guadalupe Barbosa. Se refiere a prácticas concretas «que recogen los protocolos», como la episiotomía -una incisión en el perineo-, la maniobra de Kriteller -apretar el vientre coincidiendo con las contracciones para acelerar la salida del bebé- o la maniobra de Hamilton -desplegar membranas de la bolsa amniótica del útero con el dedo-. Hay más: «Tactos excesivos y gratuitos, prácticas no consentidas...». Dice también que «a las mujeres les colocan la epidural en el minuto uno y sin haberles informado» y que existen formas de combatir el dolor. Ella, por ejemplo, aprendió a hacerlo con el pensamiento. Pero no está en contra del anestésico: si la parturienta no va a aguantar, es mejor que pida la epidural.

La formación

Las doulas reconocen que no tienen formación sanitaria reglada. Tampoco parece preocuparles. «Depende de para qué la necesites», dice Luzía Titán, «en la universidad no aprendes a decirle a una mujer que la col rizada puede aliviar una inflamación en el pecho por una lactancia complicada».

Guadalupe Barbosa muestra un montón de diplomas que tiene expuestos en la pared de su centro. Hay todo tipo de cursos. Ella dice que no miente. Un diploma dice que ha hecho un curso en Fisioterapia en Obstetricia y Ginecología, entre otros, así que se anuncia como diplomada en esa materia. Son cursos de 4,5 créditos (45 horas) de academias, algunos con sellos de organismos oficiales. «Si se llaman de forma parecida a otros títulos, no es culpa mía», se defiende. También ha asistido a sesiones con expertos internacionales, dice. «No será universitaria, pero es formación».