Zona Franca quiere instalar en el Puerto el centro de gastronomía

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M. MORALEJO

La inminente aprobación del plan de usos permitirá desbloquear el edificio del Tinglado, que es que más gusta a Pedrosa para el proyecto

31 ene 2015 . Actualizado a las 12:58 h.

La inminente aprobación del plan de usos del Puerto -«estará listo en febrero», según el presidente de Puertos del Estado-, puede despejar al fin el destino del centro el primer centro de I+D de la gastronomía gallega que impulsa la Zona Franca. El citado plan, por el que empresarios y usuarios llevan esperando desde el 2011, permitirá desbloquear obras como la del edificio del Tinglado, paralizadas en su día por el Concello igual que las de la antigua nave de la redes en O Berbés.

La delegada de la Zona Franca, Teresa Pedrosa, no ha nunca sus preferencias por el citado inmueble de la plaza de La Estrella como contenedor del centro de gastronomía. «Sería el emplazamiento ideal», la repetido en varias ocasiones, ya que permitirá el doble uso que el consorcio pretende: innovación y degustación de mercado. Este último no tiene cabida en los inmuebles que hasta el momento se han barajado para el proyecto, a cuya cabeza figura el antiguo Rectorado.

El consorcio realizó hace unos meses un estudio técnico de las posibilidades del edificio con tasación incluida, cuyo resultado aún no se ha hecho público. Lo que sí se sabe es que si finalmente fuera el elegido tendría que modificarse el Plan Xeral para adaptarlo a los usos que se pretenden.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Ignacio López-Chaves, optó ayer por guardar silencio respecto de las posibles negociaciones que pueda estar llevando con su compañera de partido político. «Lo que está claro es que El Tiglado es una de las joyas de la ciudad porque está en un lugar privilegiado. Lo primero es tener sobre la mesa el plan de usos. A partir de ese momento, hablaremos de proyectos», dijo.

Pepe Solla ha elaborado el programa de contenidos

 

Mientras el proyecto lleva dos años buscando continente, el contenido hace tiempo que está claro. El encargado de elaborarlo ha sido Pepe Solla, que afirma que «lo primero que conviene aclarar es que no será un centro para cocineros, sino para el producto y los productores». Añade que el objetivo es dar visibilidad a las joyas gastronómicas que tiene Galicia y para evitar que se pierdan definitivamente otras. «Se trata de hacer una apuesta por la excelencia y por la investigación».

Pone el ejemplo del pequeño productor que hace unos años empezó a plantar un guisante lágrima, cuya semilla guardaba en un cajón el CSIC. O de las 20 variedades de patata que se cultivan en la comunidad, pero que no están en el mercado. «¿Por qué si tenemos la mejor materia prima no la ponemos en valor?», se pregunta.