Ya quedan menos de cuatro meses para que los vigueses decidan en las urnas a quién darán su confianza para administrar la ciudad. Abel Caballero hace mucho tiempo que ha adelantado no solo su intención de repetir candidatura, sino incluso, si el cuerpo y los vigueses le aguantan, de llegar a los comicios del 2023. Del BNG ya les desvelamos en septiembre en La Voz que el sindicalista Serafín Otero sería su nuevo cabeza de cartel. Y a partir de ahí, pese a quedar solo 116 días para las elecciones, nada más.
Las plataformas de izquierda le dan vueltas al patrón con el intentar vender su alternativa. Y por la derecha, el desconcierto, máximo se podría añadir, porque es difícil de explicar que el primer partido de Galicia dé muestras de no saber cómo hacer frente a su reto electoral en la ciudad más poblada, donde más militantes tienen su carné de toda la comunidad, y donde más tienen que perder, pero también que ganar. Resulta inexplicable que, si como parece, Feijoo no encuentra en José Manuel Figueroa el perfil que busca para su partido en Vigo, no se haya puesto a fabricar con tiempo un candidato con garantías. Resulta aún más inaudito que el PP no armase una alternativa sólida precisamente frente a quien protagoniza la mayor oposición de toda Galicia a su Gobierno. Y resulta aún más increíble que con su demora Feijoo acabe por convertirse a ojos de todos en el único responsable de la designación y por tanto quien tenga que explicar un posible fracaso de su opción electoral para Vigo. Porque llegados al día de hoy, da la sensación de que el PP está improvisando, que colecciona noes de personas a las que se le ha ofrecido el puesto, o lo que es más grave para su imagen, que no da relevancia a Vigo como para haber trazado un plan para que su candidato y su presidente no comiencen la carrera electoral lastrados y tendiendo que dar explicaciones.
@carlospunzon
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Es inexplicable que el PP no haya fabricado un candidato con garantías