Caballero culpa al BNG del colapso de tráfico y sigue haciendo obras en la ciudad

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

Tras el túnel de la plaza de España, ayer le tocó el turno al de Martínez Garrido.
Tras el túnel de la plaza de España, ayer le tocó el turno al de Martínez Garrido. óscar vázquez< / span>

El alcalde dice que el caos de circulación del miércoles fue por hacer «unas obras importantísimas que toda la ciudad demanda»

19 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Vigo reconoció que «ayer hubo un problema de tráfico porque hicimos unas obras importantísimas que toda la ciudad demanda». Se refería al colapso registrado el miércoles con motivo del cierre del túnel de la plaza de España para proceder a su asfaltado. Achacó al grupo municipal del Bloque el momento poco propicio para este tipo de actuaciones: «Las obras se hicieron inmediatamente después de contratarlas porque les recuerdo que el boicot (sic) del BNG a los presupuestos generó un retraso importante. Se aprobaron en junio y se contrataron ahora».

Tras no dar crédito a tales afirmaciones, los nacionalistas aclararon que lo único que demuestra con eso el alcalde es que no es capaz de asumir sus responsabilidades, lo que le lleva a buscar siempre a algún culpable, en este caso al BNG. Recuerdan que el gobierno municipal llegó a un acuerdo con el PP para la aprobación de los presupuestos, que tuvo lugar en junio, y que el BNG no tiene culpa de nada, ya que lo único que hizo fue mostrar su desacuerdo. «¿Si no, de qué le sirve el pacto?», se preguntan en el Bloque.

Sobre la posibilidad de ejecutar las obras de asfaltado por las noches en estas fechas para causar menos molestias a los conductores, Caballero aseguró que no es factible «porque se tiene que hacer todo seguido, entre 20 y 26 horas. No queremos que estén con deficiencias de asfaltado zonas tan importantes de la ciudad en esta época de fiestas, ni que los efectos de la lluvia surtan efecto».

El alcalde eludió explicar los motivos por los que continúan las obras en otras zonas de la ciudad, pese a la publicación de un bando municipal en el que se prohíben durante las fiestas navideñas. Tan solo se limitó a decir que el propio bando contempla excepcionalidades.

La normativa contempla que «prohíbese a realización de calquera outra obra ou traballo que afecte á vía pública, tanto na calzada como nas beirarrúas, salvo autorización expresa por parte desta Alcaldía». Es esta excepción la que permite a Caballero actuar de forma unilateral.

El caso es que las excepciones se extienden a casi todas las obras que se venían desarrollándose hasta la fecha y que incluyen viales como Camelias, García Barbón, Sanjurjo Badía, Torrecedeira, Travesía de Vigo, y Urzaiz con Escultor Gregorio Fernández. Ayer le tocó el turno al asfaltado del túnel de Martínez Garrido, que permaneció cerrado al tráfico durante casi todo el día, como sucedió un día antes en el de la plaza de España. Otra excepcionalidad del bando tuvo lugar en la rotonda de Coia, donde el pasado lunes se reanudaron los trabajos de adaptación del terreno para la colocación del barco pesquero Bernardo Alfageme, pese a estar ya en vigor la normativa.

Con motivo del anuncio de nuevas humanizaciones de calles, entre las que se encuentra la primera fase de Rosalía de Castro (entre República Argentina y Canceleiro), Caballero arremetió de forma velada contra su antecesor, el también socialista Carlos Príncipe: «Tenemos que humanizar una calle de 20 años de antigüedad. Que explique el alcalde qué hizo con el dinero porque se ha hundido. Alguien le debería preguntar qué pasó. Aparte de los problemas de licencias que hubo». No es la primera vez que Caballero ataca al exalcalde Carlos Príncipe. En octubre, aprovechando este mismo tema, criticó su obra con dureza, tras las denuncias de Príncipe contra él por presuntos casos de corrupción y enchufismo.

El caso de Rosalía no es el único. Otras calles humanizadas hace mucho menos tiempo, como el entorno de la Porta do Sol y del paseo de Alfonso XII, han tenido ya que repararse en varias ocasiones, pese a humanizarse en el primer mandato de Caballero, hace unos seis años.