Marginación

VIGO

19 dic 2014 . Actualizado a las 10:15 h.

El pasado domingo, un montón de chavales y chavalas disfrutaron de las virtudes del atletismo en el parque Quiñones de León. Una hermosa y fresquita mañana para enfrentarse con uno mismo. Desde los cinco años hasta la adolescencia, los jóvenes corrieron según sus posibilidades, pero todos con gran entrega. Así como llegaban a la línea de meta, recibían una botella de agua y un revitalizante perrito caliente, generosamente ofrecido por el patrocinador del encuentro. Celia recogió su botella de agua, pero tuvo que rechazar el perrito. Es celíaca. No le importó. Está acostumbrada. Desde los cuatro años conoce su intolerancia al gluten. La actitud de esta niña de nueve años no implica que no existiera una marginación porque no ha sido tratada como el resto.

La celiaquía es la intolerancia más conocida, en buena parte debido a la actividad de su asociación nacional, pero existen muchas otras en la sociedad actual. Desde la Comisión Europea se quiere proteger a estas personas a través de un reglamento que obliga a informar a los clientes de los bares y restaurantes de todos los alérgenos que puedan aparecer en sus menús.

La medida está generando entre algunos hosteleros actitudes que pueden ser contraproducentes para celíacos, intolerantes a la lactosa y cien mil productos más. Debido a la cuantía de las multas -pueden llegar a los 600.000 euros- , algunos restaurantes amenazan ya con hacer desaparecer los menús especiales de sus cartas. ¿Quién volverá a estar marginado? Sí, Celia.

Desde hace unos años, la sensibilidad del sector hostelero hacia las personas que padecen intolerancias es mayor. Aunque haya algún túzaro, una inmensa mayoría se esfuerza por hacer las cosas bien. Quizá, insistiendo por el lado de la colaboración, la marginación podría ir desapareciendo poco a poco.

jorge.lamas@lavoz.es