El PP gallego pone los deberes al de Vigo: ganar las elecciones

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

La última encuesta de Sondaxe prevé un desplome histórico de los populares, que sí fueron los más votados en el 2011

15 dic 2014 . Actualizado a las 13:28 h.

Crece el nerviosismo en el PP vigués cada día que pasa. Muchos dirigentes ya no entendían hace tres años la situación de descabezamiento del partido en la ciudad más poblada de Galicia. Ahora que el tiempo pasa, aquella falta de comprensión se transmutó en preocupación y hoy existe un serio nerviosismo en el partido.Los populares, con Corina Porro, a la cabeza fueron los más votados en las elecciones del 2011 y se quedaron a solo 1.500 votos de alcanzar la alcaldía. Pero Porro tardó menos de un mes en marcharse y Figueroa fue aclamado líder del partido sin ninguna oposición. Pero no cartel electoral. Muchos en el partido no entendieron que en ya aquel congreso el nuevo presidente reivindicase su derecho a ser candidato. Tres años después, todos miran a Santiago ya con apuro porque, como reconocen los consultados, la decisión depende solo de Alberto Núñez Feijoo.

En medio de esa indefinición, el propio PP gallego acaba de introducir más presión a los suyos en Vigo. El partido pone unos deberes que sabe difíciles de cumplir: ser el partido más votado. En una entrevista publicada ayer en La Voz, el secretario general del Partido Popular de Galicia, Alfonso Rueda, contestaba así a la pregunta del periodista sobre los objetivos del partido para las elecciones municipales de mayo: «No dejar de ser los vencedores en aquellos sitios donde lo fuimos antes». Como Vigo.

La presión sobre José Manuel Figueroa es evidente. El presidente local de los populares nunca ha escondido su intención de ser el candidato a alcalde. Pero la última encuesta elaborada por Sondaxe para La Voz, publicada hace dos semanas, sitúa sus opciones lejos de ese objetivo: solo obtendría ocho concejales, lo que lo convertiría en el peor resultado de la historia del PP en Vigo. Hay que remontarse hasta 1987 para encontrar unos comicios municipales en los que los conservadores no fueran la fuerza más votada, y entonces todavía eran Alianza Popular. Por primera vez, el PP de Vigo no ha querido hacer ningún comentario sobre la encuesta de Sondaxe, lo que refleja el abatimiento.

Mientras, en las filas socialistas reina la euforia. Abel Caballero está lanzado. El alcalde se sabe cerca de la mayoría absoluta. Sondaxe le otorga trece ediles y él no deja de repetir a todo el que se lo pregunta que está muy cerca, que acaricia ya los catorce. Y sabe, además, que la derecha es un campo bien abonado para crecer. En el flanco izquierdo se espera que Podemos, o la marca con que concurra a las elecciones de mayo, atraiga a muchos votantes. En el flanco derecho, con un PP sin liderazgo y ahogado por la interminable espera a la que lo somete Santiago, los socialistas quieren seguir arañando votos y rentabilizando el pacto presupuestario.

Porque Caballero ha gozado de un mandato de estabilidad absoluta pactando primero con los nacionalistas y después con los populares; siempre con pocas concesiones a unos y a otros. El regidor transmite ese mensaje a los cuatro vientos sabedor de que en estos tiempos convulsos muchos votantes naturales de la derecha reclaman estabilidad. Los empresarios más cercanos al PP han aplaudido el pacto y no pocos son los que proponen acuerdos entre los grandes partidos. Pero con los populares huérfanos de cartel electoral, el único nombre que representa ese acuerdo es Caballero. Por eso el alcalde no se va a embarcar en la incierta aventura de elaborar unos presupuestos en el 2015 para cuya aprobación no tiene garantía alguna. No los necesita ni quiere transmitir inestabilidad.

Y si Santiago tiene la última palabra sobre el PP de Vigo, Santiago no va a pasar por menos que un candidato para ganar las elecciones municipales. La respuesta, en enero.