El acebo tiembla en navidad

Antón Lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

Una tradición importada lo eligió como elemento decorativo. En Vigo solo hay seis ejemplares singulares catalogados

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Y así, casi sin darnos cuenta, las fachadas se llenan de papanoeles trepadores y las calles de euphorbia pulcherrima, que viene siendo esa planta centroamericana a la que se manipula su exposición a la luz para que sus hojas, que paradójicamente no soportan el frío, combinen los colores que la identifican como flor de pascua, o lo que es lo mismo, estamos a las puertas de la navidad. Nuestro protagonista de hoy, el acebo, que también se convierte en protagonista a veces muy a su pesar de las navidades, sabe mucho del invierno y de los colores. Nada destaca más que el color rojo sobre un fondo verde, y así los acebos invitan a que los pájaros, en el caso vigués especialmente los mirlos y zorzales, se den un banquete con sus frutos que aparecen justamente cuando llega el frío invernal.

No es una invitación altruista. Al contrario, se trata de un lamentable caso de egoísta camelo por parte del acebo. Las semillas necesitan pasar por el estómago de las aves para que sus jugos gástricos ablanden la cáscara y el aporte de nitrógeno de sus heces las fertilice.

El papel de las aves

Me disculparán la descripción escatológica, pero allí donde defequen los pajaritos nacerán nuevos acebos. Al menos en este caso el concepto de cagarla es positivo. Pero estas amables cagadas se realizan además a larga distancia del arbusto original, por lo que las aves actúan como un eficiente mecanismo de dispersión y multiplicación de la especie.

El asunto es tentador, y de eso se trata hacer tan llamativa la invitación, pero tampoco nos emocionemos pues esas bayas deliciosas para muchas especies de aves son tóxicas para nuestra especie, que de ingerirlas también la cagaríamos pero de forma más desagradable en forma de persistentes vómitos y diarreas.

Lo realmente importante es que el acebo ofrece sus frutos justamente cuando el alimento empieza a escasear, por eso es un elemento vital para la supervivencia de la fauna silvestre para la que muchas veces es su única fuente de alimento invernal. Paralelamente, sus hojas, acorazadas y con pinchos, soportan temperaturas extremadamente bajas (de hecho sus pinchos son sencillamente eso, un mecanismo de defensa para que no se las coman) por lo que a su función de fuente alimenticia añade la de refugio.

Pero claro, es muy bonito, y aquí empieza el problema. Una absurda tradición, importada además de centroeuropa, eligió el acebo como uno de los elementos decorativos de navidad. Poco a poco el consumo ornamental propio de las fechas terminó convirtiéndolo en una especie comercializada masivamente y a continuación pasó a ser catalogada como en peligro de extinción. En Vigo tenemos una escasa representación de acebos, porque los pocos existentes en nuestras zonas forestales fueron extinguidos, y todos los supervivientes son cultivados y jovencitos.

El catálogo de árboles singulares del Concello identifica apenas seis ejemplares destacables, de los cuales el mayor, con solo cinco metros de altura y unos 30 años (muy poco para lo que pueden vivir y medir) se encuentra en la avenida Atlántida. El resto se reparten entre Castrelos y el campus de la Universidad. En todo caso, cuando datamos árboles singulares de Vigo deberíamos especificar su fecha «A.C.», que en este caso no significa antes de Cristo, sino antes de Caballero.

Complicidad

Recordemos que se trata de una especie estrictamente protegida por la ley. Cualquier acebo o ramas del mismo que encontremos estos días a la venta deben contar preceptivamente con la certificación oficial que acredite que se trata de ejemplares cultivados en vivero. La venta de acebos o sus ramas de origen silvestre está absolutamente prohibida. Antes de comprarlos asegurémonos de que su origen es cultivado y de no ser así denunciemos el expolio ante las autoridades competentes.

No seamos cómplices, y mucho, muchísimo mejor, si por muy legales que sean directamente no los compramos y elegimos para decorar nuestras casas cualquier otra cosa que no implique mutilar a un ser vivo que resulta tan vital para la fauna y la flora en invierno.