Vecinos de Coia frenan de noche un intento de obrar en la rotonda

Juan Manuel Fuentes Galán
Juanma Fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

A medianoche un grupo de obreros y maquinaria empezaron a trabajar para la instalación del barco, pero finalmente los opositores lo evitaron

09 dic 2014 . Actualizado a las 18:30 h.

Un grupo de vecinos evitó esta medianoche la reanudación de las obras en la rotonda de Coia para la instalación del barco de Alfageme. Pese a la ordenanza de ruidos existente, Caballero dio la orden de reiniciar los trabajos. Un grupo de obreros y maquinaria se presentaron en la zona. Los vecinos se dieron cuenta poco después y en un grupo de veinte bajaron para impedir el avance de los trabajos. Esta mañana volvieron a presentarse a primera hora en la rotonda para paralizar las obras, tal y como habían quedado en la asamblea del viernes por la noche y a lo largo del fin de semana. La CIG estudia denunciar a la constructora por los trabajos nocturnos, prohibidos por el convenio provincial.

De esta forma, los vecinos que se oponen a la instalación del Bernardo Alfageme en este cruce de caminos del barrio más populoso de Vigo se conjuraron para mantener el pulso que están echando al gobierno municipal. Y en esta tesitura, el alcalde vigués tendrá hoy que decidirse: o hace intervenir a la policía o aparca las obras. Y una variación de la segunda opción, deja pasar las navidades para volver a la carga en enero confiando en que los ánimos se hayan tranquilizado y, como ha prometido, pueda seguir con sus planes de reforma.

Pese a ello, parece evidente que se ha producido un error de cálculo por parte del gobierno municipal de Abel Caballero que le puede amargar los días previos a las fiestas. En la recta final de su segundo mandato, atravesando el momento dulce que le certificó la reciente encuesta de Sondaxe, el alcalde de Vigo se ha topado con una protesta vecinal en esta zona de la ciudad. La inversión de 300.000 euros para instalar allí el antiguo pesquero Bernardo Alfageme ha soliviantado a colectivos sociales, partidos políticos y vecinos, que lo consideran un disparate y un despilfarro, a partes iguales lo uno y lo otro.

Caballero ya supo en el seno del Concello que su iniciativa no era bien recibida. El PP, sus actuales socios presupuestarios, se revolvieron ante lo que creen una solución insensata. Así valoran la idea de llevar a una rotonda del interior de la ciudad un barco cuando en Vigo existe un Museo del Mar donde tendría buen acomodo. El BNG, sus exsocios, se sumaron al rechazo popular y en las movilizaciones del barrio se ve todos los días a Serafín Otero, hasta ahora secretario comarcal de la CIG y próximo candidato del BNG a la alcaldía.

Con lo que no contaba, y ahí radica el fallo de estrategia, es con una movilización en contra sin demasiados precedentes en sus siete años de mandato. Y que esta revuelta lograra paralizar las obras (jueves 4) y que la situación se mantuviera pese al acoso policial (viernes 5).

Previsiblemente, lo que ocurra esta mañana decidirá el sesgo que tome este conflicto. Si Caballero elige la vía policial, esa que sopesó el jueves cuando reclamó la presencia de los antidisturbios de la Policía Nacional, lo que pueda devenir es impredecible. Es cierto que a la protesta no va mucha gente y que el detonante del conflicto no es equiparable a la empacadora, pero a la asamblea del viernes acudió más de centenar de personas. A cambio, cuentan con apoyo político (BNG, PP, EU) y con el respaldo y la organización de los activos movimientos sociales del barrio.

En este contexto, EU se sumó ayer al PP y pidió que se lleve al Museo del Mar. Asumió también que el proyecto carece de transparencia, como denunció el BNG, e hizo un llamamiento «á resistencia de toda a cidadanía de Vigo para facer entrar en razón a un goberno municipal obnubilado polo afán inaugurador e por ornamentar unha nefasta xestión municipal».