Entre la vastísima galería de ocurrencias que padece esta ciudad, ocupa un lugar de privilegio la idea de conservar la estación de trenes de Guixar para dedicarla a cercanías. En primer lugar, porque no hay cercanías. Y, en segundo, porque atenta contra los principios básicos de movilidad en una ciudad.
Cegada por el AVE, Galicia ignoró las cercanías, que en toda Europa son un medio de transporte fundamental. Para colmo, el país está hoy lleno de estaciones ferroviarias abandonadas, donde ya no paran ni los trenes más lentos. Así que lo de Guixar no vale para nada. No hay ningún servicio para pasajeros que pueda utilizar esas instalaciones.
Pero, aún en el caso de que existiesen en el futuro, constituye una aberración poner una estación de cercanías sin conexión intermodal con los autobuses. Sería dejar a los pasajeros tan tirados como hoy, cuando no existe un servicio directo desde Areal ni con la estación de la avenida de Madrid ni con el aeropuerto.
Guixar, tal como está, no sirve para nada. Debe ser sustituida por la de Urzaiz.
El problema es que la nueva estación tampoco tiene una estación intermodal de autobuses, que se encuentra desde hace cuatro años en «fase de estudio». No hay dinero ni ganas de hacerla, aunque en elecciones nos anunciarán alguna milonga para ganar tiempo.
Asombra que la Xunta de Galicia, que tanto insiste en un plan de transporte metropolitano para la ciudad de Vigo, olvide lo fundamental para conseguirlo: la intermodalidad. Es imprescindible que ferrocarril, autobús, puerto y aeropuerto estén bien comunicados. Pero esto, que es el abecé de la movilidad, no les importa. Aquí solo se estila politiquear y soltar ocurrencias.
Cuando hay un problema grave por resolver, el debate es sobre hacer en Urzaiz un campo de fútbol.
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Que admitan de una vez que es por ahorrar y no por eficacia