Balaídos

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

VIGO

20 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca escribo de fútbol. No es nada personal, pero no me toca. Hace unas semanas publiqué en estas páginas un artículo sobre la reforma de Balaídos. Es un tema puramente político, porque tiene que ver con el uso que las instituciones hacen de nuestros impuestos. En este caso, parece que entre el Concello y la Diputación se gastarán 21 millones de dinero público -el club pondrá otros 8 y pico- para reformar un estadio cuyo usuario único es una sociedad anónima que se llama Real Club Celta y que, por cierto, cobra a los que asisten a ese estadio. No hablamos del 4-4-2, hablamos de política. Escribí que me parece descabellado que, en tiempos de emergencia social, las instituciones se gasten semejante cantidad de dinero en un estadio de fútbol. No me meto con el Celta ni con su legítima pretensión de mejorar sus instalaciones. No digo tampoco que el Concello, dueño de Balaídos, no deba hacer una obra de reparación del estadio para evitar desgracias. Solo digo que entre no hacer nada y gastarse 30 millones de euros hay mucho gris para matizar. Y que, cuando las elecciones están a la vuelta de la esquina, todo esto suena a aquella vieja y cutre cantinela del pan y del circo.

Pero escribir sobre fútbol, aunque sea sobre sus aledaños, es jugar con fuego. Hay quien se ofende si citas al Celta en un texto sin antes pedirle permiso. Así que los que criticamos al Concello y a la Diputación somos unos demagogos, servimos a intereses oscuros, no somos buenos vigueses, estamos mal informados, somos obtusos o, directamente, no tenemos ni idea. Cuando se trata del fútbol, nadie te dice que estás equivocado y te contraargumenta, porque eso supondría reconocer que tienes legitimidad para opinar de manera distinta. Y no la tienes.

Pero la culpa es mía e intentaré no lo volver a hacerlo. Porque quien de fútbol opina, mojado se levanta.

angel.paniagua@lavoz.es