El paseo de Massó

VIGO

13 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ciudadanos asistimos como liliputienses a la caída de los gigantes. Empresarios y banqueros que se pavoneaban hasta hace poco en sus yates y en sus chalés, donde la Ley de Costas al parecer no rige, acuden cabizbajos o con aspecto demudado ante los tribunales. La imagen de Gayoso ha dado mucho que hablar y su antaño rostro enjuto ha sufrido una transformación al estilo Renée Zellweger. Está irreconocible. Es un ejemplo entre otros muchos. De aquí a las municipales la nómina de personajes políticos y empresarios que van a poner caras raras en los juzgados se va a engrosar.

La lista de desmanes de la última década ha sido muy extensa en ayuntamientos, cajas de ahorro y empresas. Pero nadie escarmienta en cabeza ajena. El urbanismo se convirtió durante años en un suculento negocio rápido con apoyo de las entidades financieras, entre ellas la caja de ahorros viguesa. Pero hubo pelotazos que se frustraron. Al otro lado de la ría yace el esqueleto cada vez más deteriorado del que fue uno de los emporios pesqueros de la ría, Masso. La antigua fábrica se cae a pedazos sin que se resuelva su futuro. Cerca de allí hay 200.000 metros cuadrados que en su día se iban a convertir en una lujosa urbanización que hoy está parada. No se sabe si la propietaria de los terrenos, la Sareb, a quien la antigua caja le colocó los terrenos, esperará a tiempos mejores para retomar el proyecto. Mientras tanto el Concello de Cangas trata de recuperar el espacio para el uso ciudadano. El Salgueirón es una zona privilegiada del municipio que puede convertirse en un gran pulmón al lado del mar. Pero el proyecto se puede hacer correctamente o incurriendo en errores de los que luego arrepentirse. Por eso las autoridades deben velar para que las actuaciones en la fachada marítima sean correctas y no se ejecute una chapuza cuyo resultado haya que lamentar, como ha sucedido en Samil.

luiscarlos.llera@lavoz.es