La proposición planteada por el ayuntamiento vigués no tiene precedentes. Al menos, en cuanto al callejero se refiere. El procedimiento habitual consiste en que personas o colectivos acuden a los diferentes partidos políticos en el gobierno municipal con la idea de reclamar un nombre para dedicar a quien consideren merecedor de ser recordado en la ciudad, para que canalicen las peticiones que de llegar a buen fin, terminan aprobándose en el pleno.
Sin embargo, sí se ha realizado en los últimos años una propuesta en la que se tuvo en cuenta la opinión popular. Fue durante la construcción del palacio de congresos en los antiguos terrenos de Casa Mar. Los vigueses pudieron enviar sus ideas al concello y al final el nombre elegido fue Auditorio Mar de Vigo, aunque se barajaron otros, como Martín Códax.
El año pasado se produjo un caso curioso. Los vecinos de un vial conocido como calle Coruña Segunda Travesía, protestaban porque hace tres años se le cambió el nombre por el de Celso M. Piñeiro sin que nadie supiese quién era el personaje. Paradójicamente, en el Concello tampoco sabían a cuento de qué se había cambiado el nombre ni a quien correspondía.
Por otra parte, para dar nombre al nuevo hospital de Vigo, que se construye en Beade, fue el grupo parlamentario del Partido Popular el que lo resolvió de forma unánime y sin consultar a nadie más. Se decidió por mayoría que el complejo se llamará Hospital Metropolitano Álvaro Cunqueiro.