Coincidí en urgencias con un enfermo, ¿qué hago?

VIGO

Una de las dos habitaciones de la unidad de aislamiento del Hospital Meixoeiro.
Una de las dos habitaciones de la unidad de aislamiento del Hospital Meixoeiro. ÓSCAR VÁZQUEZ< / span>

El protocolo del Chuvi para ébola establece medidas incluso para los que comparten sala de espera con un posible caso. Este sería el paso a paso del virus si llega a los hospitales de Vigo

19 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro del hospital, el temido ébola es, sobre todo, una sospecha. Una conjetura. No hay modo de saber si la persona que se sienta a tu lado en urgencias lo padece. Ni siquiera el médico que atiende a un paciente lo sabe. Por eso es una conjetura. Desde el punto de vista clínico, se considera posible caso de ébola a la persona que presenta más de 38 grados de fiebre y, al menos, un síntoma de estos: dolor de cabeza (cefalea), dolor de músculos (mialgia), dolor de garganta (odinofagia), vómitos y diarrea intensa, hemorragias sin causa aparente o fallo multiorgánico. A ello se añade un criterio epidemiológico: la persona debe haber estado en los 21 días previos al inicio de los síntomas en Guinea Conakry, Sierra Leona, Liberia y Nigeria, o bien en contacto con alguien diagnosticado de ébola. ¿Qué ocurre cuando una persona que cumple esta doble condición -los dos criterios clínicos y el criterio epidemiológico- acude a un hospital de Vigo? El Chuvi dispone de un protocolo de actuación que se modifica con frecuencia. Lo que sigue es el minuto a minuto de cómo tendría que funcionar el hospital si entra un posible caso de ébola, según ese protocolo, a cuya versión más actualizada ha tenido acceso La Voz.

1No sale del triaje. Las urgencias de los hospitales de Vigo funcionan desde hace un año con un sistema de triaje: todo paciente que llega a urgencias pasa por una consulta previa, donde lo atiende una enfermera y acaba asignándole un color según la prioridad con la que debe ser atendido. Es ahí donde se debe detectar la sospecha de ébola. En esa salita. Si el paciente cumple los requisitos mencionados, la enfermera le coloca una mascarilla quirúrgica y una bata desechable. El paciente no debe salir de la sala de triaje.

Si es un niño, no se le despega de su padre o madre. Es más improbable, pero si llega un niño a las urgencias pediátricas del Xeral que cumple los requisitos de ébola, hay que actuar de forma similar. El protocolo dice que se debe considerar «como un todo el tándem niño-padre/madre». Es decir, se aísla siempre al niño con el progenitor que lo acompaña. Antes de llevarlo a la unidad del Meixoeiro, se le aísla en una sala ubicada en la entrada de las urgencias pediátricas. Para hacerlo, se despeja el pasillo de la unidad para evitar contactos.

2A más de un metro de distancia. La enfermera avisa al médico asignado a la consulta. Ellos dos se convierten en el equipo responsable. Tienen que ponerse mascarilla, guantes y bata. De momento, no se usa el traje de mayor protección. Si hay riesgo de salpicaduras, por ejemplo porque el paciente vomita, usan también gafas, doble guante, calzas, gorro y bata impermeable. No deben estar a menos de un metro del paciente salvo si la atención sanitaria lo requiere.

3Se activa la doble alerta. El médico da dos alertas: la epidemiológica y la hospitalaria. El destinatario de la primera es el servicio de Medicina Preventiva de su hospital o, si no es en horario de mañana, el Servicio de Alertas Epidemiológicas de Galicia. La segunda es la persona de contacto del hospital. Hay tres personas designadas, y una cuarta para los casos infantiles, que son las que deben poner en marcha el operativo para preparar las habitaciones de aislamiento y los medios de asistencia necesarios.

4«Paciente aislado. No entrar salvo personal autorizado». Es la leyenda del cartel que el personal debe colgar en la puerta de la habitación donde está el paciente. En este caso, la sala de triaje. Si este está estable, se le deja allí solo (con el padre si es un niño). El personal se quita la protección y la tira en un contenedor rojo. Si no está estable, se le atiende en esa misma habitación, siempre con el equipo de protección.

5Hay que preparar la habitación de aislamiento. La unidad de aislamiento está operativa, pero hasta que se activa la doble alerta y el responsable del hospital da la orden, no se hace el acondicionamiento definitivo. La preparación de las dos habitaciones de la unidad de ébola tiene máxima prioridad.

6El traslado: cuantos menos, mejor. Si el paciente está en el Xeral, se llama al 061 para que lo traslade. Si está en urgencias del Meixoeiro, se encarga un celador; si hace falta, también el médico y la enfermera lo acompañan. Siempre con traje de protección. La filosofía es siempre minimizar los riesgos de contagio. Si puede ir una persona, no van dos. Si pueden ir dos, no van tres. Si se puede trasladar andando, mejor que en silla de ruedas. El personal se saca el traje en la esclusa y lo tira en un contenedor rojo.

7Contactos: sus acompañantes, pero también quienes estaban sentados a su lado. La vigilancia de los contactos es esencial para contener la expansión del virus. Mientras el paciente va por su circuito, el personal sanitario tiene que identificar a sus contactos y alejarlos del resto de las personas que estén en urgencias. En el Xeral se les lleva a la sala de espera de válidos. En el Meixoeiro, al box D. Contactos son los acompañantes, pero también las personas que estaban en la sala de espera «en un radio de un asiento en torno al lugar donde estaba el paciente», según define el protocolo. En el caso de los niños, también los otros pequeños con los que hayan jugado en el hospital. Si los contactos no tienen síntomas, el personal no usa traje. Medicina Preventiva se hace cargo de los contactos. Esta semana se decidió que se contempla vaciar toda una planta del Meixoeiro para los contactos y tenerlos 21 días en observación controlando sus síntomas.

8¿Y los lugares donde estuvo el paciente? En este momento siguen cerradas las habitaciones donde se haya colgado el cartel de «Paciente aislado», aunque este se traslada a la unidad de aislamiento. Los servicios de limpieza tienen que hacer el trabajo de desinfección. Los residuos se tiran en los contenedores rojos. El lugar donde se ha llevado a los acompañantes no necesita desinfección.

9La ropa. Todo lo desechable se tira en contenedores rojos. Los pijamas que usa el personal sanitario, que no son desechables, se guarda en una bolsa de plástica con el rótulo «Ropa biocontaminada». Pero si esta ropa está visiblemente sucia por haber contactado con el paciente, tendrán que quitársela en la esclusa. Solo entonces se desinfectarán los lugares que hayan estado en contacto con el paciente sospechoso.

10El diagnóstico. Estamos en un punto en el que se ha montado un gran operativo solo por una sospecha. Una conjetura. El paciente puede tener ébola. Puede. Es lógico que se haga así aunque solo sea una sospecha. No hay otra forma. Pero la sospecha hay que confirmarla. Se toma una muestra de sangre, que se enviará al Carlos III. En los tres primeros días desde que empiezan los síntomas, la infección puede ser indetectable, así que si se analiza en este período, habrá que repetir la prueba. Desde el cuarto día, dice el protocolo, «el resultado obtenido es cierto y no necesitaremos confirmación tanto de la negatividad como de la positividad». El diagnóstico microbiológico negativo del paciente es certero. Hasta que se han realizado dos tomas de muestras con 48 horas de diferencia, se mantienen las medidas de aislamiento.

11¿Positivo o negativo? Si se confirma el positivo por ébola, es la hora del tratamiento y se estudiará cuál se aplica. No hay más que terapias experimentales para este virus. Si el resultado es negativo, se desactiva la alerta. Todo el personal vuelve a su puesto y al paciente se le deriva a la planta correspondiente. Los casos descartados de ébola suelen corresponderse con enfermos de malaria, de sintomatología inicial similar y de procedencia geográfica coincidente: África.