La toxina cierra todos los polígonos de bateas de la ría

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO

Por segunda vez en lo que va de año -la primera fue en junio- la marea roja ha obligado a cerrar la totalidad de los polígonos mejilloneros de la ría de Vigo.
Por segunda vez en lo que va de año -la primera fue en junio- la marea roja ha obligado a cerrar la totalidad de los polígonos mejilloneros de la ría de Vigo. vítor mejuto < / span>

La marea roja se ha hecho fuerte también en los bancos de almeja y berberecho

18 sep 2014 . Actualizado a las 13:35 h.

Por segunda vez en lo que va de año la toxina tiñe por completo de rojo la ría de Vigo. La totalidad de los polígonos mejilloneros permanecen cerrados. Los de Redondela, que eran los únicos que resistían, se sumaron a la lista los pasados días 13 y 15, respectivamente. Es una situación atípica, ya que el fondo de ría suele salvarse habitualmente de los embates de los episodios tóxicos debido a los aportes de agua dulce de los tres ríos que desembocan en la zona. Sin embargo, la virulencia de los registrados en lo que va de año, sobre todo a partir de abril, ha sido tal que también han sucumbido a sus embates.

Un bateeiro de Moaña explicaba ayer que llueve sobre mojado. «Estamos en plena campaña y está haciendo mucho daño. No solo a nosotros, también a las depuradoras, las conserveras... Está siendo un año muy complicado», afirma.

En el caso de la ría de Vigo el sector está viviendo una situación calcada a la registrada a finales de junio, que fue la primera vez en mucho tiempo que no puso retirarse ni un mejillón de las bateas entre Cíes y Cesantes. También está cerrado el polígono de Baiona -en este caso desde el 2 de agosto- y los dos de Aldán, ya en la ría de Pontevedra, cerrados el 5 de agosto. La primera semana del mes pasado cerraron otros tres de los ocho polígonos de Cangas para, a continuación, ir cayendo el resto hasta el día 12 de agosto en que tuvo que cerrar el polígono de Vigo.

Desde esa fecha, solo los bateeiros de Redondela pudieron trabajar con normalidad. Surtieron el mercado de fresco y, en contados casos, a algunas pequeñas conserveras que se aventuraron a iniciar la campaña convencidas de que la toxina empezaría a batirse en retirada. Pero no solo no fue así, sino que han tenido que paralizar la producción porque no hay materia prima.

Para complicar un poco más el panorama, la marea roja está afectando también a las almejas y berberechos. «El marisqueo a flote está todo cerrado», confirma el patrón mayor de Cesantes, Clemente Bastos. Dos tercios de los cerca de 300 barcos que habitualmente se dedican al marisqueo a flote, no han tenido más remedio que cambiar las varas por las nasas para capturar pulpo o nécora. El tercio restante permanece inactivo, ya que no cuenta con artes de pesca alternativas.

Marisqueo a pie

Las mariscadoras de a pie son las que están garantizando un mínimo suministro de bivalvos a los mercados, todos ellos procedentes de las playas de la zona de Cesantes, que son las que permanecen abiertas. En este sentido, Bastos explica que el hecho de ser las únicas que se han salvado de la toxina, está provocando que se acabe el producto.

El sector acordó el pasado día 11 dejar de capturar las variedades de almeja fina y japónica ante la escasa presencia de ejemplares maduros. «Solo se está cogiendo rubia», dice Clemente Bastos, que añade que «toda la cadena se está resintiendo».