Arqueología urbana

VIGO

16 sep 2014 . Actualizado a las 13:36 h.

La arqueología urbana es un invento claramente vigués. Nadie puede discutirlo. Tan vigués es, que nos gusta ver las diferentes etapas arqueológicas, especialmente la anterior a recibir tal denominación. El ejemplo más claro es el conjunto del Barrio del Cura y la Panificadora. Dentro de unos años, no demasiados, tras la rotura de una cañería, el fontanero de turno verá que sobresalen una serie de muros. Llegarán los arqueólogos, con el alcalde al frente. Y este dirá que es el coliseo, para después mandar taparlo, no vaya ser que muerda.

Eso será el futuro y los vigueses de entonces se perderán ese rico patrimonio oculto bajo tierra. Sin embargo ahora, los vigueses podemos disfrutar de esa visión romántica que aportan esas mismas ruinas. Naturalmente, nos hemos ahorrado un pastón porque aún no ha llegado el fontanero de turno, que avisará al alcalde que, a su vez, después de decir que es el coliseo, mandará taparlo, no vaya a ser que muerda.

Pero es un goce egoísta el que experimentamos los hijos de la Oliva ante la visión descarnada del pasado próspero. La queremos solo para nosotros. O mejor dicho, nadie la entiende como nosotros. Porque con un poco de promoción se atraería a turistas de todo el mundo. Es un tema de gran interés. Solo hay que ver lo que se beneficia Roma de su foro y su pasado. O la misma Atenas, con aquel promontorio muy parecido a O Castro.

Pero no. Nuestro goce es individual. Claro que hay cruceristas que en su eterno ascender para fotografiarse con la cruz de O Castro, que no es un cruz, se preguntan qué es esa sombra industrial que sonroja la casa consistorial. Una ruina, ¡qué va a ser! ¿No es lo que hay enfrente una cruz? Pues eso es una ruina, pero el día de mañana será un espléndido yacimiento arqueológico del Vigo industrial del siglo XX.

Hay cruceristas que se preguntan qué es la ruina que está frente al Concello

jorge.lamas@lavoz.es