Y el mejillón de oro es para... ¡Abel Caballero!

VIGO

El evento se celebró en el parque de Castrelos donde se consumieron 5 toneladas de mejillón.
El evento se celebró en el parque de Castrelos donde se consumieron 5 toneladas de mejillón. m. moralejo< / span> < / span>

Dos mil personas acabaron con las cinco toneladas de moluscos en Castrelos

08 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Fuck the Police». Con esta pintada de telón de fondo en el escenario, las autoridades se dirigieron a los dos mil asistentes a la Festa do Mexilón de Castrelos. Jordi Pujol solía repetir que «el que paga manda». El Concello abonó 12.600 de los 13.000 euros que costó la fiesta que ayer cumplió su mayoría de edad en el parque de Castrelos. Con ese impulso pecuniario a la federación de peñas recreativas El Olivo no constituyó ninguna sorpresa que el mejillón de oro fuese para... ¡tachán, tachán!... ¡Abel Caballero! The winner se dirigió al respetable animándole a comer, beber y disfrutar de la charla con los amigos. Previamente, la concejala Carmela Silva, ejerció de pregonera del oscarizado bivalvo llegado en camiones de Vilagarcía de Arousa y servido con esmero por un ejército de más de un centenar de voluntarios. Juan Carlos Padín el veterano responsable de las peñas, ejercía de maestro de ceremonias y agradecía a la diputada Marta Iglesias su presencia tras haberla confundido con Marta Sánchez en un lapsus linguae.

Bajo los longevos árboles de Castrelos centenares de personas formaban fila para recoger sus raciones de suculentos mejillones hervidos a un precio anticrisis de tres euros la bandeja. La empanada costaba otro tanto y la botella de ribeiro valía cinco euros. Los participantes, como Severino, daban cuenta de la calidad del producto: «Los mejillones están ricos, sabrosos».

La organización encargó cinco toneladas de este marisco y como el día amaneció con lluvia a las once de la mañana algunos estuvieron a punto de hacer los bártulos. Este fue el caso de Rubén Sánchez, salmantino de origen, que creyó que el lugar y el momento eran propicios para ofrecer embutidos y quesos. Luego escampó y los chorizos volaban.

La misma suerte corrieron los mejillones. A las 14.30 apenas quedaban 700 kilos a la venta y poco después habían desaparecido las existencias, según confirmaba Nando Villar, encargado de la logística, que este año estrenó como presidente a Camilo País que recordó que cuando empezó el evento venía con sus hijos y que ahora lo hacía con sus nietos. También había nostalgia en los ojos del veterano Francisco Santomé, que presidió El Olivo.