Los comerciantes del Casco Vello alto protestan por el abandono del barrio

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Emprendedores que apostaron por la zona piden al Consorcio una prórroga de las condiciones especiales que les ofrecieron

31 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La rehabilitación llevada a cabo por el Consorcio del Casco Vello no está dando los frutos deseados por los primeros pobladores de los edificios reformados en el barrio histórico vigués. Pese a que es notable el cambio de cara en una zona que hasta hace poco tiempo ningún vigués se atrevía a atravesar debido a que el ambiente lumpen generado por el trapicheo de drogas y la prostitución, todavía no se ha completado el proceso de transformación impulsada por el organismo participado en un 90 % por la Xunta de Galicia y por el Concello de Vigo en un 10 %.

Aunque a lo largo de este proceso ha habido numerosas quejas de los vecinos por carecer de servicios básicos como conexión telefónica, el malestar se palpa, sobre todo, entre los empresarios.

Unidos al verse afectados todos por el mismo problema, tras varias reuniones han elaborado un comunicado que firman el 95 % de los comerciantes y que ayer hicieron llegar a la presidenta del Consorcio, María José Bravo Bosch. En ella se le recuerda que «cando publicou o seu proxecto facíase fincapé en que o centro histórico de Vigo ía ser a xoia da cidade. No caso do noso barrio, naceu coa promesa de convertirse en barrio cultural, un barrio das Artes e en apenas dous anos mostra unha cara moi diferente».

Sigue la prostitución

Sin embargo, su valoración actual dista mucho de lo proyectado: «O noso barrio está morto pese ao noso esforzo particular por revitalizalo», afirman en la misiva en la que enumeran los principales problemas que detectan. Entre ellos, destacan como el más importante «os graves problemas socias de integración dos veciños de sempre cos novos habitantes e a enorme forza que segue a ter a venta de drogas e a prostitución nas nosas rúas».

Además, añaden la generación brutal de ruidos de las obras en marcha, el paso constante de grandes camiones por las estrechas calles, los conflictos de tráfico por falta de una señalización clara, el lamentable estado del pavimento de piedra, causa de graves caídas diariamente, la deficiente iluminación deficiente o puntos de recogida de basura no acordes con la estética del barrio.

El descontento entre los comerciantes que apostaron por abrir sus negocios en calles con muy poco tránsito siguen sin ver atisbos de las promesas que los llevaron a tomar la decisión de invertir en un área comercial de futuro incierto. Y tras lidiar durante dos años con escasos beneficios a la hora de hacer caja, ha llegado el momento de alzar la voz.

Piden nuevas rebajas

Por todo ello, los afectados solicitan a la responsable del Consorcio la realización de nuevas tasaciones de los locales, «valorados ahora coma si se tratara de locais nas vías principais sen ter en conta o contexto no que nos situamos», apuntan. Y sobre todo, lo que reclaman con desesperación es la búsqueda de fórmulas para adaptar los precios que pagan en vista de que no se han logrado los objetivos previstos a medio plazo para el barrio. En concreto, piden la revisión del precio de los alquileres y una moratoria de dos años más en la bonificación del 50 %, ya que una de las ventajas es que en los dos primeros años de alquiler cuentan con una rebaja de la mitad de su importe, con el que los costes iniciales oscilaban entre los 180 y los 300 euros al mes.