La barbacoa de ZP

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO

26 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Una buena medida para terminar con los accidentes de tráfico sería prohibir la existencia de vehículos. Otra gran idea para acabar con el fraude fiscal es disolver la Agencia Tributaria y eliminar todos los impuestos. Y, para evitar la salmonelosis, no pudiendo erradicar la enterobacteria salmonella typhimuriun, que es muy mala de extinguirse por sí sola, podríamos prohibir hacer mayonesa de mayo a septiembre. Los beneficios de tales medidas parecen incontestables. Aunque los perjuicios no solo serían enormes, sino que la ridiculez alcanzaría dimensiones bíblicas. ¿A quién se le ocurriría maquinar tamaña barbaridad?

Pues bien: algo parecido se le ocurrió al Gobierno de España a raíz de un incendio en Guadalajara en 2005. Fue una catástrofe en la que murieron 11 personas del servicio de extinción. Por supuesto, no hubo responsabilidades políticas. Y se condenó a unos excursionistas por haber hecho una barbacoa, origen del fuego.

El presidente Zapatero dictó una ley para prohibir cualquier barbacoa al aire libre en toda España del 1 de junio al 30 de septiembre. Y esa prohibición sigue vigente. No tiene ni la más mínima gracia, pero esta decisión equivale a que, tras la tragedia de Angrois, se hubiesen prohibido los trenes.

Hace un par de semanas, la Mancomunidad de Montes de Vigo fue noticia en todos los telediarios porque pidió que la apresurada y delirante ley barbacoas de Zapatero fuese derogada. O que, al menos, se permitiese estudiar cada caso. Porque no parece lo mismo una churrascada en el parque forestal de Coruxo que en un secarral de Extremadura o La Mancha en pleno estío. En esto ZP fue muy poco federal. Pero las protestas viguesas han caído en saco roto. No hay político que se atreva a derogar tamaña idiotez como un piano porque la ley de Murphy dice muy claro que, si lo haces, podrías tener un incendio devastador tres días después. Nadie tiene valor para enmendar una norma que, voy a decirlo, es una completa gilipollez.

Y así seguimos. Aunque el problema no son las barbacoas. Son todas las normas que nos comemos por el acaso de quienes nos gobiernan como onagros.

eduardorolland@hotmail.com