El escarabajo rojo cerca las palmeras de O Baixo Miño

Monica Torres
mónica torres A GUARDA / LA VOZ

VIGO

C

La asociación Anabam confirma que el insecto ha matado tres árboles en Caminha y alerta de que ya debió cruzar el Miño

07 jun 2014 . Actualizado a las 20:45 h.

El escarabajo rojo que mata las palmeras asedia la comarca de O Baixo Miño. La Asociación Naturalista Baixo Miño (Anabam) confirma ya tres casos en Caminha y sospecha que, en cualquier momento, se detectará alguno en O Baixo Miño. «Aún no tenemos constancia de ningún caso concreto pero, por lógica, ya llegó a la comarca», explica el presidente de la agrupación naturalista, Agustín Ferreira.

El avance de esta plaga parece seguir el mismo patrón que el de la vespa velutina, la avispa depredadora de abejas, por lo que la asociación insta a los responsables y propietarios de palmeras a que alerten ante la sospecha de afectación. Los primeros nidos de la vespa velutina o avispa asiática se encontraron en Gondomar, luego aparecieron en Baiona y cercaron O Baixo Miño a través de Caminha y las islas del Miño. Anabam confirma ahora que en los últimos meses se localizaron ya nidos de esta especie que amenaza a la abeja en la comarca miñota. «Se localizaron dos en O Rosal y otro en Goián, tenemos que convivir con ellas», indica Agustín Ferreira.

El avance de esta otra especie invasora, el escarabajo rojo o picudo vermello es similar. Las primeras palmeras afectadas se localizaron a principios del año pasado en la parroquia de Borreiros, en Gondomar. La Xunta y el Concello activaron las alertas para evitar su propagación. En Nigrán hubo que cortar otra palmera meses después por el mismo motivo. De nuevo, el peligro regresa por el Miño. «Los ejemplares afectados estaban en sitios distintos del municipio de Caminha, dos en la zona de Lanhelas y el tercero en Vila Praia de Áncora», indica Ferreira. Considera que «con toda probabilidad no tardará en haber bastantes más dado que en toda la franja que va desde Áncora hasta Vila Nova de Cerveira hay muchas palmeras». La preocupación en la ribera gallega es también notable ya que en muchas de las emblemáticas casas indianas de la comarca miñota hay palmeras monumentales.

Al parecer es tan difícil evitar su propagación como son evidentes los síntomas en caso de afección, por lo que hay alertar ante cualquier sospecha. En cuanto ataca el picudo, las hojas de la palmera quedan caídas y sin vida, según explica la asociación naturalista.

Las condiciones climatológicas y la humedad del río favorecen el avance de este insecto. Las palmeras sacrificadas en Portugal estaban a 10 kilómetros de distancia entre ellas.

Las larvas de este coleóptero excavan galerías desde las axilas de las hojas hasta la corona, en cuyo interior se alimentan vorazmente. Los parásitos resisten a las fumigaciones.