«El simple hecho de sacar santos a pasear no me vale»

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

M. MORALEJO

El responsable de las procesiones de Vigo cree que la tradición no se recuperará

20 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Además de ser el director local de Cáritas, Ángel Dorrego es el coordinador de la Semana Santa de Vigo desde hace 9 años. La resignación, más cristiana que nunca, en este caso, es un estado de ánimo que invade durante estos días al responsable de los actos religiosos que tienen lugar en la ciudad.

-¿Cuál es su balance de este año?

-Bueno, en esta ocasión todo ayudó un poco: el buen tiempo, más afluencia de gente de la que esperábamos, una mayor cantidad de costaleros que vinieron a empujar los carros... Pero seguimos quedándonos a años de distancia de otras ciudades donde la Semana Santa se vive con más intensidad y se ve más esfuerzo y espectacularidad.

-¿Y qué se puede hacer para remediarlo?

-Yo creo que ya muy poco. Es lo que tenemos. Nuestros antepasados nos dejaron esto porque ellos fueron incapaces de seguir sacando las imágenes a hombros por las dificultades que había entonces y dejaron unos carros preparados para colocarlas sobre ruedas. Solo el Santo Entierro y la Dolorosa se llevan todavía sobre hombros. Las que procesionan por el centro de Vigo van en carro.

-Pero en Vigo hubo cierta tradición en el pasado, ¿no?

-Sí. Hace 50 años, cuando se compraron. Entonces las portaban gentes del mar. Después hubo que pagar a los costaleros y luego ya ni pagándoles se encontraban. Por eso se optó por la solución actual. La tradición no se transmitió de padres a hijos y se perdió. No como en Bouzas, un barrio con una cofradía pujante.

-¿Hay algún plan de cara al año que viene?

-Hay algunas ideas para, al menos, conseguir congregar a más público. Por ejemplo, no hacer que coincidan en horarios unas procesiones con otras. Las imágenes estuvieron arrinconadas durante 35 años en un almacén y después de conseguir repararlas hay que tirar para delante sea como sea.

-¿Y para reunir más costaleros?

-Es difícil. El simple hecho de sacar santos a pasear no me vale. La religiosidad popular tiene que sentirse y el gusanillo solo les puede entrar con el esfuerzo que requiere. No vale juntar a muchachos fornidos que se juntan un día. Han de ser jóvenes de estatura similar, con capacidad de aguante y entrenamiento. Y no los hemos encontrado. Además, si hubiera de repente más costaleros habría que revertir una situación para la que no hay medios. Habría que transformar los pasos para llevar a hombros, las procesiones durarían horas para levar los santos de un sitio a otro, y no veo que eso sea posible aquí. Además, no hay donde guardarlas.

-Sin embargo, Vigo demuestra una devoción desbordada con el Cristo de la Victoria...

-Sí. ¡A mí que me lo expliquen! Quedémonos con que la hay y que siga habiéndola. No tengo envidia. Me ilusiona y me alegra, aunque no lo entiendo viendo lo que pasa en Semana Santa, que la gente desaparece, se va a la playa, a su aldea... En realidad es un reflejo de la identidad viguesa.