Pan porriñés para los franceses

VIGO

El pan de O Porriño acabó con el hambre del ejercito francés.
El pan de O Porriño acabó con el hambre del ejercito francés.

El hambriento ejército de Napoleón animó a crear las tahonas da Louriña

23 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No es fácil dar de comer a 52.000 hambrientos. Y, menos, si se trata de unos mocetones armados y uniformados como húsares, dragones, granaderos o guardias imperiales. Porque esta fue la tropa que, a comienzos de 1809, ocupó hasta la última villa y aldea entre Vigo y Tui. Pertenecían al ejército del mariscal Soult. Y tal vez llegasen con los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Pero lo que de verdad traían era... ¡Un hambre!

Porque los ejércitos, en la época de Napoleón, no llevaban víveres consigo. Hoy, en Afaganistán, las bases de EE. UU. tienen hasta MacDonalds. Y, en Irak, el presidente Bush se permitió hasta trinchar un pavo de plástico. Pero, en la Guerra de la Independencia, los soldados, con suerte, llevaban un mendrugo en el zurrón.

Así que podemos imaginar el terror de la población ante aquella masa muerta de hambre y de sed que se plantó en Galicia desde enero de 1809. Que llevaban fondos para pagar sus víveres. Pero, a la postre, lo que mayoritariamente hacían era saquear a los ocupados.

Tras su ocupación, el 30 de enero, Vigo se convierte en el cuartel general del mariscal Soult. Van llegando a la villa tropas galas, que marchan luego sobre Tui y A Guarda, pues el mariscal tiene intención de atravesar el Miño en esta zona, aunque finalmente no lo logrará y deberá cruzar la frontera por Ourense.

La Cuarta División Heudelet, del Cuerpo del Ejército de Soult, queda acuartelada en Vigo hasta el 16 de febrero, en que deberá marchar a Portugal. La plaza tiene por primer gobernador al coronel Girardin, del Octavo de Dragones; luego, al general Limoussins y, finalmente, al comandante de escuadrón Chalot, que pasará a la historia por firmar la rendición de la villa, el 27 de marzo.

La llegada de tropas francesas en gran número incrementa las molestias de los vigueses en las primeras semanas de ocupación.

Estrada Catoyra lo narra así: «Una vez posesionados los franceses de la plaza, empezó a sufrir el vecindario las molestias consiguientes a alojamientos, las exigencias de impuestos y contribuciones, el saqueo de víveres, la incautación de armamento y municiones (...) siendo atropellados su individuos».

Soult distribuye a sus tropas por toda la provincia, fijando su cuartel general en Vigo. El general Merle ocupa A Guarda; Delaborde se establece en Salvaterra; Baiona recibe al general Franceschi; mientras el general Lorges se instala en O Porriño. Y los problemas de abastecimiento son enormes.

Le Noble, que ejercía el cargo de intendente de Soult, escribe en sus Memorias: «El ejército estaba sin dinero, sin aprovisionamientos, sin vestuarios, sin equipajes. El personal ni siquiera llegaba al completo de una campaña ordinaria, cuando en realidad era preciso el doble para aprovechar los débiles recursos del país».

Hay problemas incluso para el suministro de pan, pues no dan abasto los molinos de la comarca para cocer el suficiente para toda la tropa. Lo explica Le Noble, que asegura que los molinos «están en la infancia del desarrollo, no pueden moler cada uno más que alrededor de cuatro quintales por 24 horas, esto es, que para los 375 quintales que el ejército consumía por día, exigía el empleo de noventa muelas».

Esta situación de penurias dará origen, curiosamente, al famoso pan de Porriño. Así lo afirma Leandro Diz Rey, en Recuerdos Porriñeses: «En el barrio de Aloques, existía por el año 1788 una casita de planta baja, construida por un tal Represas, dedicada a la elaboración del pan. En el año 1809 este horno fue ocupado por la chusma de Dupont, que se dedicó a elaborar el Pan de Munición que había de abastecer a sus hombres? Más tarde, al lado de este horno fueron instalándose otros, y muy pronto el barrio de Aloques se convirtió en una gran tahona». El pan do Porriño, de fama en toda Galicia, nació pues de las urgencias del ejército de Napoleón por saciar el hambre de sus soldados.

Así que los ocupantes franceses terminaron saqueando y atropellando al país. Aunque llegaron con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, el principal legado de este ejército, en los seis meses que pasó en Galicia, tal vez se reduzca a una bolla de pan.

eduardorolland@hotmail.com