«Tengo pánico, sé que algún día vendrá a por mí»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Una vecina de Nigrán reclama que se la proteja de un hombre condenado por agredirla y que le sigue llamando

20 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Una mujer de Nigrán vive atemorizada por un hombre que le acosa. La primera vez que lo vio ya le rompió un brazo y le dejó la cara llena de moratones. Por estos hechos el juzgado de lo Penal número 3 de Vigo lo consideró culpable de un delito de lesiones y lo condenó a siete meses de prisión y a indemnizarle con casi 7.000 euros. El juzgado decretó además una orden de alejamiento como medida cautelar. Pero el agresor la llamó por teléfono después de conocer la sentencia para exigirle una rebaja en la indemnización. P.L.B. denunció los hechos en el puesto de la Guardia Civil de Baiona el pasado 27 de febrero por un delito de quebrantamiento de orden de alejamiento. Días después ha continuado recibiendo llamadas anónimas a su puesto de trabajo, que ella sospecha que también proceden del agresor. «Necesito que el juzgado actúe ya, porque tengo verdadero pánico a este hombre, cualquier día viene a por mí, porque ya dijo en una de sus primeras llamadas que iba a pasar por la oficina en la que trabajo», manifestaba ayer.

Contaba con que días después de haber presentado la demanda se celebraría un juicio rápido, pero no ha sido así y reconoce que tiene miedo a salir de casa y a estar sola en su puesto de trabajo. «Debe ser que están esperando a que entre por la puerta y me rompa la boca», lamentaba ayer.

Afirma que recibe una media de siete llamadas diarias anónimas a su puesto de trabajo. Llaman y cuelgan, dejándole con una gran inquietud. Se ha visto obligada a tener que dejar el teléfono descolgado por no poder soportarlo más.

Lo cierto es que apenas conoce a la persona que presuntamente la sigue intimidando. En noviembre de 2010 abrió el portal de su casa a una conocida a quien el hombre estaba persiguiendo e insultando por la calle. El agresor se coló dentro del edificio y quien se llevó los peores golpes fue ella. Tras empujarle con fuerza, la tiró por las escaleras. Cuando pudieron refugiarse dentro de la vivienda, el agresor puso el pie para que no cerraran la puerta de la entrada. Su hijo menor contempló la escena. El juez no dudó en condenar al acusado a la vista sobre todo de los informes forenses que no fueron impugnados. La mujer sufrió lesiones consistentes en la fractura de radio derecho y contusión dolor en el codo con impotencia funcional, lesiones que precisaron 159 días de curación, de los que el primer mes estuvo de baja. El hombre, J. L.A., también fue condenado por una falta de lesiones y otra de injurias a la mujer a la que trató de defender. La víctima pensaba que tras el fallo judicial podría pasar página, pero su pesadilla continúa.