La red solidaria Cafés Pendientes ya suma tres locales en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

xoan carlos gil

La iniciativa consiste en dejar una consumición pagada a indigentes

23 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Invitar a una consumición en un bar es una extendida costumbre, más mediterránea que anglosajona, que normalmente se practica entre colegas o porque el que lo hace desea compartir un buen día o una buena noticia con los que se acodan en la barra. Esta práctica quizás haya decaído un poco a raíz de la crisis. Sin embargo, y precisamente relacionada con ella, la acción de convidar ha dado un vuelco solidario a raíz de una iniciativa internacional que nació en Nápoles hace seis años y que poco a poco se ha ido extendiendo por todo el mundo. A Vigo llegó ya el año pasado de la mano de Alfonso Álvarez, propietario de la cafetería Max de la calle Areal, frente a la estación provisional de trenes.

El hostelero fue el primero que se sumó a la corriente bautizada como Cafés Pendientes, que consiste en algo tan sencillo como que al ir a abonar su consumición, el cliente puede optar por dejar pagado un café para que se lo tome otra persona sin recursos cuando sea. Según cuenta, la idea al principio fue muy bien acogida, «pero como todas las modas, ha ido pasando un poco».

El profesional argumenta que,al menos por su experiencia, no funciona tan bien como se podría pensar porque «a pocos les interesa un café. Entre las personas que están en la indigencia hay muchas que tienen problemas de dependencia y si les ofrecieras otra cosa igual venían, pero por una taza de café pocos se mueven».

¿Y cómo saber que la personas que pregunta si hay algún café pendiente es un ciudadano con escasos recursos? La respuesta del hostelero es clara, pero en realidad no hay forma de saberlo, es cuestión de fe: «Este sistema se basa en la confianza y en la solidaridad. No hay más. No le pides a nadie que acredite que no tiene dinero», De la misma forma, el cliente que deja pagado un café también debe fiarse de que ese gasto extra que se suma a su cuenta será utilizado para los fines que le han dicho.

Tras la estela de la cafetería Max llegaron después dos establecimientos, el restaurante La Vaca Pinta, en Pizarro; y el bar Seven Coffees, en la avenida de Galicia, constituyen por ahora el entramado de tazas calientes en Vigo, y uno en Salvaterra, The Souto Bar. En el primero de ellos, que regenta Mariana desde hace 4 años, cuenta una empleada que «al principio costó empezar porque no se conocía el movimiento y la gente desconfiaba». «Ahora responden bastante bien. Tenemos el papel identificativo en la puerta para que se vea bien», añade.