Vigo limita al Este con Redondela, concretamente con su parroquia más poblada, Chapela, unida físicamente al barrio vigués de Teis. Hasta allí llegan los autobuses de Vitrasa y dan servicio a sus 8.000 habitantes, que tienen tanta o más vinculación con la urbe que con la capital de su municipio.
Si se aplica el veto a los abonos para los no empadronados en Vigo, tal medida afectará de lleno a esta población. Se dará así la paradoja de que los allí residentes dispondrán de comunicación directa con Vigo, pero siempre al precio de 1,32 euros el viaje, tarifa que para los vigueses será de solo 0,86 con el bono normal.
El caso de Chapela, con líneas a Vigo, es envidiado por otros municipios limítrofes. La alcaldesa de Mos reconoce que tiempo atrás gestionó con Vigo extender alguna línea de Vitrasa hasta Puxeiros o incluso llevarla a Sanguiñeda u otros núcleos urbanos de su municipio, «pero por desgracia no lo hemos conseguido».
Otro colectivo de damnificados puede ser el de los universitarios de otros puntos de Galicia, que obviamente no se empadronan en Vigo. En su caso, además, disfrutan del precio más atractivo de todos, 0,65 euros por viaje, menos de la mitad del billete ordinario. De aplicarse sin excepciones complicaría notablemente el transporte al campus, ya muy difícil por su lejanía del centro de la ciudad.