El alcalde de Vila de Cruces ha ordenado reponer las placas franquistas que fueron retiradas de su casa consistorial. Para sortear la Ley de Memoria Histórica, dice que forman parte de una exposición. La losa honra al «Excelentísimo e Ilustrísimo Generalísimo Don Francisco Franco», junto a otros líderes de la rebelión fascista como los generales Mola, Aranda o Queipo de Llano.
La excusa del regidor suena un poco a chufla. Porque la ley vigente dice muy claro que las autoridades deberán adoptar «las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar».
La ocurrencia llega semanas después de que entrase en razón el alcalde ourensano de Beade, quien acaba de retirar de su despacho los retratos, botellas de vino, ceniceros y llaveros con la efigie de Franco y el lema «No se os puede dejar solos». Pero está visto que, en materia de desatinos, el relevo siempre está asegurado. Otro tanto sucede en el Real Club Náutico de Vigo, donde la directiva ha repuesto una vidriera franquista, con escudo preconstitucional incluido. Ante las quejas de algunos socios, dan disculpas vagas. Y alegan que tienen que pedir permiso a Patrimonio Histórico. Como si la ley no fuese muy clara. O a las iglesias románicas no se les hubiesen retirado las listas de nombres bajo el lema ¡Presentes!...
Miedo da pensar que alguien en la directiva del Náutico tenga verdadero interés en exaltar la dictadura franquista. Alguien que cantase el Cara al sol en algunas reuniones tabernarias, como otros entonan Vai o gato o Clavelitos. Y que gerencia y presidencia respalden estos delirios carpetovetónicos. Un club con tanto prestigio no se merece esto.
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