«Perdemos el tiempo buscando la identidad de Vigo. Está aquí»

D. Pérez VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El investigador vigués desvela en su libro todas las claves de las visitas del autor de «20.000 leguas de viaje submarino»

08 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Rolland ha sido el primer sorprendido por el descubrimiento. Su sensación es que Verne y sus acompañantes vivieron «una juerga» en Vigo. El lunes se presentará su libro en el Mercantil, las 19.30 horas.

-¿Por qué se sabía tan poco de lo que hizo Verne durante sus estancias en la ciudad?

-Para empezar había una confusión de fechas en la visita de 1878 porque periódicos de la época no eran diarios y metían las noticias tal cual se preparaban, con un ayer, aunque fuesen redactadas días antes. Yo primero purgué la prensa. Después me dirigí a la Sociedad Jules Verne de Paris, que me facilitó las cartas de uno de sus acompañantes, Raoul Duval, que ayuda a entender muchas cosas. Pero lo definitivo son los cuadernos de viaje, en los que va contando todo lo que hace de una manera telegráfica. Los tenía la familia de Verne que no sabían lo que era y un día le apareció el mayor experto del mundo en el escritor, el italiano Piero Gondolo della Riva, y se los compra. Me lo encontré en Barcelona y me pasó los documentos, que estaban sin expurgar.

-¿Cómo era el Vigo que se encontró?

-Pues no tiene nada de relleno en el frente marítimo y había todo un malecón que llegaba hasta el puerto del Berbés. La plaza de A Pedra terminaba en una gran roca, A Laxe, y se entraba ya en la parte antigua. A él le asombra, le parece una ciudad muy moderna. Y recorrió todo el rural vigués en coche con el jefe militar de la plaza de Vigo.

-Su libro rompe un mito: Verne no conoció a Sanjurjo Badía.

-Todos los datos lo indican. No solo no tuvo relación de amistad sino que no lo conoció. Él apunta en los cuadernos todos los nombres de las personas que se encuentra y no menciona a Sanjurjo en ningún momento. Tampoco existen, entre todas las cartas conocidas de Verne, ninguna que le enviase el industrial vigués. Todo hace que sea inverosímil que se conocieran.

-¿No cree que material inédito como este demuestra que estamos desaprovechando la relación con la ciudad de una figura tan universal?

-Sí, claro. En vez de la Casa de las Palabras en Vigo deberíamos tener una réplica del Nautilus, por ejemplo. Algo que todo el mundo visitaría. Yo creo que estamos perdiendo el tiempo buscando la identidad de Vigo. La tenemos aquí: Verne es el mar, idea de progreso e industria e innovación. El espíritu de Verne es el espíritu de Vigo.