El Concello frustra 32 viviendas del mayor cooperativista de Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Vitorino Enríquez, ante una de las cooperativas que impulsó en el barrio de Coia.
Vitorino Enríquez, ante una de las cooperativas que impulsó en el barrio de Coia. m. moralejo< / span>

El elevado precio que exige por los terrenos obliga a abandonar el proyecto

14 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Gracias a su seriedad y experiencia, el mayor cooperativista de Vigo tenía asegurada la financiación, lo más difícil de conseguir en esta época. Sin embargo, el proyecto de Vitorino Enríquez para construir una cooperativa de treinta y dos viviendas se vino abajo como consecuencia del elevado precio que el Concello pidió por los terrenos. En torno a 25.000 euros tenían que abonar al Ayuntamiento cada uno de los propietarios, lo que encarecía notablemente el precio de las viviendas. A unos 130.000 euros saldría cada piso con una media de noventa metros cuadrados. El terreno en el que se construirían está situado detrás del parque de Castrelos, frente al cementerio de Pereiró.

La inflexibilidad del Concello ha llevado a los cooperativistas a abandonar el proyecto por considerarlo inviable en unas circunstancias como las actuales con salarios a la baja.

Eso, al margen de la espera de cuatro años, lo que ha llevado a algunos interesados a quedarse por el camino. «Te aburren, te cansan y no pueden decírtelo a la cara porque no los encuentras», critica Vitorino Enríquez en referencia a los concejales. «Es incomprensible que, por una parte, el gobierno local anuncie que se van a construir miles de viviendas de protección autonómica y por otra, ponga esos precios tan elevados», añade. Máxime, dice, cuando podría vender el terreno al precio simbólico de un euro al tratarse de una cooperativa de primer grado y poder demostrar que se trata de una iniciativa sin ánimo de lucro. «Es una barbaridad, lo pone casi al mismo precio que los terrenos del mercado», comenta Vitorino Enríquez.

«Tenían terrenos para ocho o diez viviendas, pero una cooperativa no puede hacer eso», se queja. Sin faltar al respeto, le gustaría decir cuatro cosas a los responsables municipales. «Fui concejal y podría equivocarme, pero acudía a atender los problemas que me planteaban y los resolvía». Lamenta que el proyecto de Castrelos se haya venido abajo por falta de operatividad y recuerda las facilidades que el Concello de Vigo le dio en otros tiempos para llevar adelante todas las cooperativas de viviendas que surgían a demanda.