El carril bici se deteriora en Oia antes de haberse inaugurado

alejandro martínez OIA / LA VOZ

OIA

M. MORALEJO

La senda ciclista presenta desperfectos a lo largo de su recorrido

01 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El carril bici de la PO-552 a su paso por el municipio de Oia comienza a deteriorarse cuando aún no ha pasado un año desde que concluyeron las obras y ni se ha inaugurado. Los daños más graves se han producido frente al hotel Glasgow, en la parroquia de Viladesuso.

La tarima que bordea el aparcamiento del complejo hotelero está agujereada, lo que supone un verdadero peligro para los usuarios.

Los desperfectos se produjeron el pasado fin de semana, durante una romería caballar organizada por una asociación de la comarca. Varios jinetes atravesaron este paso y el material de madera prensada con el que está construído no resistió los golpetos de las patas de los caballos al caminar.

El concello reclama ahora el arreglo de este tramo y exigirá el empleo de materiales resistentes que contemplen la posibilidad de que puedan pasar caballos por este paso, dado que en Oia existe una gran tradición equina y muchas personas se echan a la carretera a pasear o a dirigirse hacia sus domicilios después de haber dado una vuelta por el monte.

Otro tramo que se encuentra en malas condiciones es el que va de Pedornes a Oia. Al pasar As Orelludas, el carril deja la carretera y transcurre por un camino sin asfaltar que se encuentra lleno de baches.

En su momento, la pista fue acondicionada con un material novedoso para asentar el firme, pero no duró más allá del pasado invierno. Las lluvias de los últimos meses acabaron volviendo la senda a su estado primitivo y en algunos puntos el trazado se vuelve intransitable para los usuarios que circulan en bicicleta. Las obras finalizaron el pasado mes de septiembre y han supuesto una inversión de 9,3 millones de euros por parte de la Consellería de Medio Ambiente. La actuación ha sido polémica desde el primer día de su puesta en servicio. Las quejas de los usuarios se centran además en las medianeras de hormigón que separan el carril bici del resto de la calzada y que suponen un peligro. El propio alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, se mostró insatisfecho con el resultado de las obras.