Vigo 1886: noticia de agencia

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland VIGO / LA VOZ

VIGO

Ilustración del año 1880 en la que se aprecia una panorámica de lo que era Vigo en aquella época.
Ilustración del año 1880 en la que se aprecia una panorámica de lo que era Vigo en aquella época.

El periodista más influyente de su época, Peris Mencheta, trazó en 1886 un retrato de la ciudad olívica y la presentó como «la más moderna de Galicia?

21 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

E n 1886, visitó Vigo el periodista más influyente de su época: Francisco Peris Mencheta. Cuatro años antes, en 1882, había fundado la primera agencia de noticias de España. Llegó a ser diputado y senador vitalicio, además del gran cronista de la política de los Alfonsos XII y XIII. Su caso es el de un selfmade man. Porque este valenciano comenzó como picapedrero, hasta que inició su carrera como gacetillero. Terminó fundando grandes diarios, como El Noticiero Universal. Y está considerado uno de los padres del reporterismo en España, tal vez porque «picar piedra» era una antigua expresión periodística. Se utilizaba para definir los más ingratos trabajos, como «picar teletipos», esto es, ajustar noticias de agencias.

Como era un periodista de raza, aprovechó su visita a Vigo para describir la ciudad. Recogió su crónica en su libro de viajes De Madrid a Panamá. Y, gracias a él, tenemos otro retrato del Vigo que, a finales del XIX, entraba en la modernidad.

Nuestro reportero llegó por tren, a través de Portugal. El viaje vía Lisboa era entonces más rápido que el directo con Madrid a través de Monforte, que tardaba la friolera de 29 horas. Llega Mencheta a Tui donde, desde un año antes, estaba terminado el puente internacional sobre el Miño, obra del riojano Pelayo Mancebo, y no de Eiffel, como sostiene cierta leyenda. Sin embargo, los recelos entre Portugal y España retrasaron su inauguración. Mencheta y su comitiva tuvieron que cruzar el río en barca. Con él, viajaban políticos, escritores e ingenieros, en una expedición sufragada por el marqués del Campo para conocer en Panamá las obras del canal.

Los expedicionarios llegan a Vigo y son alojados en la Fonda Europa. A la mañana siguiente, descubren «la más moderna de las ciudades de Galicia». «Las condiciones de su puerto, y su situación geográfica y estratégica, hacen de aquella ciudad una de las más importantes de España», añade el reportero.

Aporta algunos datos: «La importancia de Vigo debió comprenderla la compañía inglesa The Easter Telegraph Company al establecer una estación telegráfica internacional. De esta ciudad parten tres cables, uno a Londres, otro a Lisboa y otro a Camina, cuyos hilos metálicos facilitan las relaciones intercontinentales y las transacciones del comercio universal».

Y continúa su crónica: «Revelan además la importancia estratégica de Vigo el hecho de residir en ella el Comandante general de la provincia y el haberla clasificado el Almirantazgo inglés como estación naval para las escuadras británicas».

La estampa de la ciudad agrada a nuestro reportero: «La mayor parte de las casas, especialmente las de la parte oriental de la ciudad, que son las más modernas, están edificadas sólida y elegantemente, siendo sus fachadas de compacta y calcárea sillería». Y elogia a los canteros gallegos: «Ninguno ha pisado los umbrales de una academia de dibujo ni ha sido dirigido en sus primeros trabajos por peritos en bellas artes, y todos ellos labran la piedra de una manera maravillosa». Critica el desarrollo caótico de Vigo: «En el barrio del Arenal impera la anarquía arquitectónica, efecto de estarse construyendo lujosos edificios al lado de miserables viviendas».

Destaca el corazón de la ciudad: «La calle mejor de Vigo es hoy indudablemente la del Príncipe (...) por ser el punto céntrico de la parte moderna y obligado tránsito para los muelles y para la estación de la vía férrea. En dicha calle está la Cárcel pública».

Le gusta al periodista el edificio de las «Escuelas del Centro» y el teatro Tamberlik, «que es como un circo ecuestre». Lamenta, sin embargo, que ni los mercados «ni los paseos corresponden a la importancia de Vigo. Las fuentes son del peor gusto artístico posible, pero el agua es de excelente calidad. Las sociedades de recreo están lujosamente instaladas». Sobre las fuentes de mal gusto, recordemos que esto es un siglo antes de los «volcanes» de Coia...

Y critica la colegiata, «de estilo dórico y por cierto poco elegante». En contraste, «los hoteles son bastante buenos, sobresaliendo, por su elegancia y esmero en el servicio, el Continental, situado junto al muelle de hierro recientemente construido». Concluye destacando que el comercio portuario factura al año 8 millones de pesetas.

Peris Mencheta toma al día siguiente un barco, rumbo a Panamá. Pero deja antes un retrato de Vigo, en 1886, que nos ayuda a comprender «la ciudad más moderna de Galicia».

la bujía del domingo Por Eduardo Rolland