El precio del alquiler de verano en el área de Vigo baja un 20 %

Néstor villamor VIGO / LA VOZ

VIGO

La renta vacacional ha experimentado un aumento de la oferta

14 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los hoteles ya no están de moda. Ahora se prefiere pasar las vacaciones en casa, pero no en la propia, claro. Con la caída de la burbuja inmobiliaria y su consecuente repercusión en el precio de los alquileres, una nueva alternativa para pasar las vacaciones es alquilar una casa en la que poder tener más comodidad.

Por otra parte, también es una opción cada vez más atractiva para la otra parte: los arrendadores. Ya el verano pasado apuntaban desde las inmobiliarias que la oferta de la propia vivienda en verano había ascendido un 20 % desde que comenzó la crisis. Ante este nuevo contexto económico, no son pocos los que se suben al carro del alquiler estacional.

Las inmobiliarias observan que, en los últimos años, la oferta ha aumentado pero lo que ha disminuido es la demanda. «La gente sigue llamando para interesarse» por estos alquileres, dicen en Inmobiliaria Alba, «porque si viene la familia completa, ahorran en comida, tienen más intimidad..., pero si hace unos años llamaban para alquilar pisos todo un mes, ahora solo llaman para una semana o para una quincena».

Los precios varían considerablemente entre julio y agosto en la mayoría de los casos, siendo agosto considerablemente más caro que julio. Además, la renta de inmuebles en verano pueden multiplicarse por tres en muchos casos con respecto al precio que tendrían estas mismas viviendas durante el resto del año.

Además de acrecentarse la oferta y disminuir la demanda, también observan los profesionales del sector una disminución progresiva de los precios. Concretamente, advierten de una caída de un 20 % en el precio de las viviendas ofrecidas para alquiler estacional en los últimos años.

Es el caso de Alejandro, de Baiona. Él tiene un apartamento en la zona que nunca ocupa. Con la intención de rentabilizar, alquila su piso a pie de playa por un precio más que competente, 1.200 euros al mes, un precio que ha tenido que bajar ante las dificultades con las que se ha encontrado para alquilarlo. A pesar de ser una oferta tentadora, Alejandro ha tenido dificultades a la hora de encontrar inquilino este año. «En agosto ya lo tengo ocupado», cuenta. Sin embargo nota que en julio es más difícil darle salida: «Este año me ha llamado mucha gente interesada, pero no se ha llegado a cerrar ningún trato», lo cual Alejandro cree que es consecuencia de que «con la crisis hay verdaderas gangas de gente que está muy apurada y pone su piso aún más barato que el mío».

Las principales ventajas que encuentran las inmobiliarias y los propietarios de viviendas en alquiler vacacional son sencillas, pero también convincentes: uno puede tener más independencia, cocinarse lo que quiera, llevarse a la mascota de vacaciones, tener plaza de garaje... lo cual parece compensar ciertas desventajas, como tener que hacer limpieza.

Los vecinos opinan

Salen ganando los propietarios, que consiguen un dinero extra que nunca viene mal y salen ganando los turistas, que tienen la opción de pasar unas semanas en una vivienda a pie de playa, con más independencia que si estuvieran en un hotel, sin embargo esta opción también tiene sus detractores: los vecinos, que tienen que convivir con turistas diferentes cada verano, lo cual, sobre todo en los pequeños pueblos, no siempre está bien aceptado.

Javier es un joven de Cangas que, aunque tiene claras las ventajas del alquiler estacional también observa, tras una disección más intensa a este fenómeno, ciertas consecuencias negativas que tiene para las zonas rurales. «Hay casas que solo están ocupadas unos días en verano para que los madrileños puedan pasar una semanita en la playa», opina. «En la parroquia de Aldán hay dos edificios a pie de playa que solo se ocupan en verano y que el resto del año lo único que hacen es quitarle las vistas a los vecinos».

Con todo, es una práctica consolidada y muchos turistas aficionados a las costas, la gastronomía y el clima de las Rías Baixas optan por alquilar una vivienda unas semanas en la que poder pasar las vacaciones con sus hijos y sin tener que abandonar a su mascota.