En A Pedra tan solo quedan dos vendedoras de ostras

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M. MORALEJO

Las escasas ventas y la edad de las ostreras la colocan en situación crítica

02 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hace solo un lustro eran seis y ya solo quedan dos. De seguir con este ritmo, las populares ostreras de Vigo se convertirán en historia. Los propios supervivientes califican la situación de crítica y demandan alguna iniciativa institucional para revitalizar la calle.

El plan que la concejalía de Turismo proyectaba en el 2008 con la intención de preparar personal para continuar con este oficio se quedó en nada o al menos no ha dado sus frutos. A la dureza de la profesión se ha venido a sumar la interminable crisis, que mina el negocio más conocido dentro y fuera de las fronteras viguesas, tal como comentan los dos vendedores: Isabel Seoane y Fernando Martínez.

Hermitas «con hache», como ella siempre apuntaba, falleció, Carmen se jubiló y ha logrado que su sobrino Fernando siga la tradición, Isaura está enferma, María ya no necesita ayudar a su hermana Isabel, porque con los escasos clientes se las arregla sola, y José Carlos Cerqueiro ha decidido, de momento, cambiar esta dura actividad por otra, según suponen sus compañeros al ver que lleva tiempo sin dar señales de vida. Llevaba en esta actividad más de treinta años y en su día supuso una revolución al ser el primer hombre que atendía un mostrador de ostras en A Pedra.

«Ahora, tal como está la cosa, con dos personas sobra, está muy flojo, por la semana no hay nada, como mucho cuatro excursiones; yo creo que si sigue así, va a desaparecer; está en una situación crítica y tendrían que hacer cosas para atraer turismo», explica Fernando Martínez.

El mejor cliente es el turista nacional, mientras que en el caso de los cruceros, solo una pequeña parte se decide a probar la ostra, sobre todo, los pasajeros italianos.

«El sábado fue el mejor día, influye mucho el tiempo y el fútbol, cuando juega el Madrid o el Barcelona viene mucha gente de León, Asturias, Valladolid y de otras muchas ciudades», asegura Fernando. Por eso, reza para que el Celta siga en Primera. Antes de vender en el puesto de A Pedra, Fernando Martínez suministraba las ostras. Calcula que en los veinticinco años que lleva en este negocio, las ventas han bajado casi un 80 %. «Ahora viene menos la gente de Vigo», apunta.

Isabel Seoane, la otra vendedora, trata de ser optimista y de pensar que a partir de ahora llegará el buen tiempo y los turistas. Ello no impide que reconozca la situación actual: «Somos dos y estamos viendo el uno para el otro; mientras pueda, pienso seguir viniendo, hasta que el cuerpo aguante». Tiene una sobrina y una prima que quieren seguir con el negocio, pero de momento tendrán que esperar. «La gente no quiere trabajar domingos y festivos», apostilla.

La iluminación de A Pedra carece de sensores, lo que hace que solo se encienda de noche, pese a la oscuridad de algunos días.