Pensando otro Vigo

FIRMAS

23 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Outro Vigo é Posible (OVEP) es una incansable plataforma ciudadana que, desde hace diez años, debate y toma posiciones sobre los grandes temas de la ciudad. Nació cuando se debatía el Plan Xeral de Ordenación Municipal. Y demandaron más vivienda protegida y menos edificación cuando, en plena burbuja inmobiliaria, se fantaseaba que Vigo tendría medio millón de habitantes para 2025. El tiempo les ha dado la razón.

No falta quien les reproche un aire de Gauche Divine, porque destacan en el colectivo arquitectos, abogados, periodistas o profesores universitarios. Pero desde el 2004, la OVEP escucha a todos, lo debate todo y en absoluto se conduce como un grupo exclusivo. Outro Vigo é Posible ha tomado posición sobre temas como la sanidad pública, el urbanismo o la recuperación de espacios emblemáticos como la Panificadora. Sus señas ideológicas son la Carta de Aalborg sobre ciudades europeas sostenibles y los principios de la Cumbre de Río.

En el 2010, organizaron aquello de Vigo no diván, jornadas en las que sometieron a la ciudad a un peculiar psicoanálisis. Llamaron a las voces más autorizadas, a las que se recurre poco, pero que da gusto oír: Xoán Carmona, Xosé María Mella, Antón Costas, Xulio Carballo... Fue lo más interesante y productivo que salió del bicentenario.

Bromea el profesor Esteban López Figueroa, socio fundador, que la OVEP sirve «para que se sienten a hablar los que no se hablan nunca». Y ahí radica su filosofía. Esta ciudad ha vivido siempre de posiciones irreconciliables, con más oposición que diálogo. Basta leer aquel clásico Tratado de viguismo para comprobarlo.

Para dar ejemplo, Outro Vigo celebra mensualmente una cena a la que invitan a protagonistas ciudadanos. Por ahí pasan los líderes de todas las formaciones políticas. Y responsables de Concello, Puerto, Zona Franca, Xunta o Diputación, entidades tan difíciles de conciliar.

El pasado martes, la plataforma convidó a los arquitectos Álex Giménez y Sara Dauge, dos barceloneses que llevan por el mundo su proyecto Rincones Urbanos, en el que los ciudadanos hacen propuestas para mejorar espacios degradados en sus ciudades. Alicante, Bilbao y la propia Barcelona se han sumado a la iniciativa. Y han explorado sumar a Vigo. La idea no tiene visos de cuajar. Vigo ha apostado por humanizaciones estandarizadas, iguales para toda la ciudad, donde no hay lugar a la creatividad, ni mucho menos a la iniciativa popular. Pero da gusto ver que existen otras fórmulas para hacer ciudad. Y que sí, que «outro Vigo» siempre será posible.

eduardorolland@hotmail.com