Los ciclistas denuncian que el carril bici a Nigrán es una trampa mortal

Alejandro Martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

Cientos de personas alertan en las redes sociales sobre la peligrosidad del vial

26 ago 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

Las obras para la anunciada mejora de la seguridad vial en la PO-325, entre Vigo y Nigrán, han generado un amplio rechazo entre el colectivo de ciclistas. Los trabajos ya están concluidos en algunos tramos y el resultado es insatisfactorio para quienes utilizan las bicicletas como medio de transporte o para practicar deporte. Una cuenta en Facebook de los afectados por el vial ha conseguido reclutar a más de 500 miembros en solo unos días. Algunos usuarios piensan movilizarse para mostrar su rechazo por lo que creen una «chapuza» y una «trampa mortal». Para el día 2 de septiembre se está organizando una marcha reivindicativa en bicicleta desde Vigo a Nigrán.

El presidente del colectivo A golpe de pedal, José Manuel Suárez, considera que la seguridad vial todavía es una asignatura pendiente en esta carretera, no solo para los ciclistas sino también para los conductores, puesto que el ancho de la calzada se ha reducido en un metro. «Se han quedado bastante cortos y han perdido una oportunidad enorme para hacer algo con proyección de futuro», lamentaba ayer.

Las quejas de los ciclistas se fundamentan en que ha desaparecido el carril bici que estaba contemplado en el proyecto original. Los ciclistas se ven obligados a circular por un carril que tiene una anchura variable para no afectar a propiedades privadas y en algunos casos desaparece o no llega a superar los 20 centímetros. Además los ciclistas que utilizan los arcenes se ven con frecuencia expulsados a la calzada por la presencia de obstáculos como contenedores o vehículos aparcados en las inmediaciones de las viviendas que invaden este espacio.

El arcén está separado además por unas señales reflectantes colocadas longitudinalmente sobre la vía que constituyen una trampa para los usuarios de bicicletas, que pueden perder el equilibrio si las pisan accidentalmente, según critican los usuarios. Los bordillos de hormigón que delimitan el arcén bici con la senda peatonal también suponen un peligro para los ciclistas, según expresa el presidente de A Golpe de Pedal.

El colectivo de ciclistas también señala que la falta de limpieza de los arcenes hace más difícil que las bicicletas puedan circular por este espacio. Los desperdicios que a menudo se arrojan desde vehículos se convierten en obstáculos para quienes transitan pedaleando que pueden suponer un peligro para su seguridad.

Las obras tienen un presupuesto que supuesto de más de 22 millones de euros y obedecen a una reformulación del proyecto que llevó a cabo el actual gobierno de la Xunta. El conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, prometió a los vecinos durante la campaña electoral que cambiaría el proyecto del bipartito para reducir las expropiaciones. Tratando de calmar a los propietarios afectados, ha provocado el descontento de los ciclistas, para quienes no se ha cumplido el objetivo de la seguridad vial.

En el tramo de Baiona a A Guarda, la polémica no solo se centra en el potencial peligroso del carril, sino en las diferencias objetivas según los tramos. Los alcaldes de Oia y de A Guarda reclaman que al menos los tramos que discurren por sus municipios lleven también capta faros, como sucede hasta Cabo Silleiro.

Desde este punto, la delimitación del carril pasa a hacerse con unos bordillos de hormigón, que no solo pueden provocar caídas, sino que, como se ha demostrado impiden que cualquier vehículo averiado en una zona sin aceras pueda apartarse de la calzada y que en otros tenga que ser utilizado como aparcamiento improvisado, ya que gran parte de los vecinos de Oia y de A Guarda dependen del percebe y del erizo y la única forma de acudir a sus puestos de trabajo es en sus coches.