Homenaje a Víctor Manuel

Begoña Rodríguez Sotelino
B. R. SOTELINO VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El Imán organiza esta tarde un acto en recuerdo del joven asturiano que apareció muerto la semana pasada en un banco de la Alameda

26 jun 2012 . Actualizado a las 07:05 h.

Se llamaba Víctor Manuel y como el cantante, también era asturiano y músico, aunque aquí acaban los paralelismos con el de Ana Belén. Al Víctor Manuel que apareció muerto en un banco de la Alameda la madrugada del pasado martes, la vida se le torció en algún momento de su existencia y sus días terminaron abruptamente en la soledad de un parque. Tenía 39 años y desde hacía tiempo se le veía tocando la guitarra en diferentes puntos de la ciudad. Las monedas que conseguía eran sus sustento, que a veces le daba para dormir en pensiones o cenar como Dios manda. Hay quien dice que lo hacía bien y en sus días más inspirados se desgañitaba interpretando las canciones de Sabina y de Serrat con las que solía componer un repertorio que iba cambiando de escenario. Hace aproximadamente un año que entró en contacto con el grupo de autoapoyo El Imán, que lo acogió como uno más, y acudía regularmente a las reuniones ordinarias que celebran, participando en los talleres de música.

Llegó a Vigo sin más equipaje que su guitarra y los que le trataron aseguran que pasó muchas calamidades. Como todo el mundo, tenía altibajos: «Había días que se comía el mundo y otros que el mundo se lo comía a él», comenta Antón Bouzas como portavoz de El Imán al tiempo que insiste en que las administraciones deberían tomarse de una vez por todas en serio el problema que afecta a tanta gente que pasea su desamparo por calles y plazas sin que nadie les eche una mano.

A Víctor Manuel, en su paso por la ciudad hasta se le aparecieron ángeles. Pilar Correa no tiene alas pero sí una voz que hoy suena rota, pero no se calla y asegura que el joven no era un sintecho desde que ella lo acogió el año pasado, exactamente desde el 14 de octubre del 2011. «Era mi compañero y vivía conmigo en la calle Abeleira Menéndez», afirma. «Desde entonces dejó de estar en la calle. Mejoró mucho con la metadona y dejó el alcohol. Le di cobijo y le di palabra de Dios, porque yo soy evangelista y él también se integró en mi Iglesia».

Sin techo o sin él, a veces o casi siempre, con poco dinero en el bolsillo o menos, lo cierto es que su cadáver fue descubierto por un guardia de seguridad la semana pasada en un banco de la plaza de Compostela.

Velas, flores y canciones

El Imán le rinde esta tarde un homenaje que quiere hacer extensivo a otras personas que necesitan en algún momento de su vida una mano amiga a la que agarrarse tras caer en un pozo en el que es complicado hacer pie. El acto se celebra a las 19 horas en el banco en el que murió, a la altura del número 32 de la plaza. Habrá velas, flores y canciones, por supuesto, de Víctor Manuel y de Sabina, que interpretarán algunos de los que lo conocieron. La convocatoria tiene otra parte reivindicativa, un llamamiento a las fuerzas políticas y sociales para que aúnen esfuerzos. Así, media hora antes del homenaje a Víctor Manuel, en la praza da Princesa los miembros del grupo de autoapoyo El Imán leerán un comunicado «en defensa de todas las personas que contra su voluntad malviven en las calles».