Retrato definitivo del enemigo de Vigo

VIGO

Ricardo Troncoso descubre la vida de película de Chalot, el jefe francés de la Reconquista

26 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Viejo, pusilánime, enfermo, cobarde... el comandante Chalot aparece retratado como un desastre en toda la historiografía sobre la Reconquista de Vigo. Pero esta visión era pura propaganda de los vencedores. Por primera vez, un investigador, Ricardo Troncoso, ha buceado en los archivos de Francia y nos presenta al auténtico Jacques Antoine Chalot: Joven, alto, de imponente presencia, héroe en las batallas de Austerlitz y Jena, herido en combate en siete ocasiones y tan valiente que cinco de sus caballos murieron bajo su monta en medio de las refriegas. Además, participó en la toma de la Bastilla, volando a cañonazos la puerta de la prisión.

«Nunca me creí al personaje que nos pintaban», explica Troncoso, «en 2009, con el bicentenario, asistí al Congreso sobre la Reconquista y el historiador Jean Renné Aymé me abrió los ojos». En aquellas jornadas, se apuntaron unos primeros datos que desmentían la imagen cobarde de Chalot. Y los informes recabados en el Service Historique de la Défense, en el castillo francés de Vicennes, han dado con la vida y la hoja de servicios del enemigo mayor de Vigo. «Ni yo mismo esperaba tanto; Chalot reúne en una sola vida la historia entera de la época napoleónica», afirma Troncoso, economista, jefe de Recursos Humanos en CZ Veterinaria, pero también historiador aficionado que ha publicado su estudio en Glaucopis, la revista del Instituto de Estudios Vigueses.

Austerlitz y Jena

Como un Forrest Gump a caballo entre los siglos XVIII y XIX, Chalot coincidió en todos los grandes hechos históricos de su época. Participó y fue herido en la toma de la Bastilla, luchó en las batallas de Austerlitz, Jena y Eylau, entre otras, y acompañó a Napoleón en su encuentro con el zar de todas las Rusias, Alejandro I, en Tilsit. Fue comandante de las ciudades de Gante, Amstetten y Furstenfeldbrach antes que Vigo. Tras rendirse ante Cachamuíña y Morillo, estuvo cinco años preso en Inglaterra. Y regresó a tiempo para defender París de las tropas aliadas. En 30 años de servicio, fue herido en siete ocasiones y cinco de sus caballos fueron abatidos mientras los montaba. Incluso, por su gran valor, fue ascendido en medio del campo de batalla.

«En él se resume la vida del militar napoleónico», sentencia Troncoso, quien tiene un antepasado que fue héroe de la Guerra de Independencia en Galicia, el abad de Couto, Mauricio Troncoso, que levantó al pueblo en el Miño y venció al mariscal Soult en la batalla de Mourentán. «Es casualidad que haya estudiado esta época», afirma el investigador, «de hecho, supe hace no mucho que tenía ese familiar».

Jacques Antoine Chalot nació en París el 5 de mayo de 1771. Era el hijo menor del barón de Mulot. A los 15 años, ingresa en la Guardia Francesa, un cuerpo de élite en el que la altura mínima era 1,73, lo que nos da una idea de su porte. Pese a su origen noble, el 14 de julio de 1789 Chalot se une a la Revolución. Junto a un destacamento de 61 miembros de artillería, se presenta con cinco cañones en la Bastilla y dispara contra las puertas de la prisión, facilitando que fuese tomada por el populacho. Por esta acción, le conceden dos meses después la Medalla de Oro de la Comuna de París.

Bajo el mando de La Fayette, pasa a la Guardia Nacional y, en dos años, es ascendido a subteniente. En 1792, participa en la invasión de Austria. Durante El Terror, es encarcelado en París por su pasado nobiliario. Liberado por su excelente hoja de servicios, se incorpora al Ejército del Norte, que toma Bélgica en 1794. Pasa luego cinco años como subcomandante de la plaza de Gante, donde deja un gran recuerdo. El pueblo le regala un sable grabado con su nombre y escriben para que se quede en el puesto.

Mientras tanto, Napoleón Bonaparte da el golpe de Estado de 18 Brumario (9 de noviembre de 1799). Y, poco después, es llamado a integrarse en la Grande Armée. En 1805, es ascendido a capitán adjunto al Estado Mayor, cerca de Bonaparte. Las batallas y victorias se suceden: Ulm, Amstetten, Jena, Pultusk, Eylau (Rusia), Austerlitz... En esta última, ve como su caballo es abatido. El 1 de junio de 1807, ya comandante de escuadrón, recibe la Legión de Honor y es nombrado jefe de Estado Mayor en la 4ª División de Dragones.

Estuvo presente en el encuentro entre Napoleón y el zar Alejandro en Tilsit. Ricardo Troncoso halló una emotiva carta de Chalot a su mujer, en la que relata esta entrevista. En los márgenes, escribió: «Puedes comunicar las buenas noticias... ¡Viva la Paz!». Más tarde, Chalot pasa a gobernar varias plazas conquistadas por Napoleón. Finalmente, entra en España y acompaña al general Soult en la invasión de Galicia.

Del mes que pasó en Vigo como gobernador hay abundante documentación. Era lo que sabíamos de él. Tras su rendición, fue embarcado en una fragata inglesa y pasó cinco años como prisionero en un buque-penal, los temibles Hulks.

En 1814, regresa a Francia, justo para ver la caída de Napoleón. Inmediatamente, Chalot se pasa al bando monárquico y jura lealtad a Luis XVIII. Siguió sirviendo hasta el año 1818, en que solicita el retiro al cumplir 47 años. Se le asigna una pensión, que no llegaría a cobrar hasta 1820. Desconocemos cómo y cuándo murió. Pero sí sabemos que sus últimos días los vivió alojado en el hotel Montmartre de París, casado en segundas nupcias y disfrutando de su jubilación.

Desde luego, no es esta la historia de ese hombre pusilánime que los vencedores vigueses vendieron injustamente. La capital aportación de Ricardo Troncoso a la historia de Vigo nos muestra un personaje de película. Seguro que Antón Bouzas, quien cada 28 de marzo interpreta al comandante, lo hará este año mucho más orgulloso.

El militar fue condecorado

por participar

en la toma

de la Bastilla