El mal estado del agua excedió el límite legal en enero del 2011

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

FIRMAS

GUSTAVO RIVAS

Concello y Xunta ocultaron el informe de Aqualia sobre la turbidez

07 feb 2012 . Actualizado a las 15:31 h.

Ha tenido que pasar un año para que se confirmara de manera fehaciente que durante varios días de enero del año pasado los vigueses y los vecinos de los municipios a los que abastece Aqualia bebieron agua con un nivel de turbidez que sobrepasaba los límites legales. El PP dio ayer a conocer un escrito en el que un alto responsable de Aqualia se lo comunica oficialmente a un técnico municipal.

José María Ardoy Carrillo, director de servicio de la concesionaria, explica en una carta a Álvaro Crespo, jefe de Servicios Generales del Concello, que «estos cambios en el agua bruta [en el embalse de Eiras] provocaron un empeoramiento de la calidad del agua de salida de la planta de tratamiento [de O Casal] que, aunque se trató con el mayor celo posible, durante varios días superó el límite legislado por el Real Decreto 140/2003 para el parámetro turbidez. Este hecho se comunicó a la delegación provincial de Sanidade de Pontevedra y al Laboratorio Municipal del Ayuntamiento de Vigo el día 10 de enero de 2011».

En dicha notificación se deja claro el origen del problema, que relaciona directamente «con las intensas precipitaciones ocurridas entre los días 5 y 9 de enero», a raíz de las cuales «en la semana del 10 al 16 de enero la calidad del agua bruta de entrada a la planta de O Casal ha sufrido variaciones en cuanto a pH y color». Debido a ello el agua que llegaba a la planta tenía también mayor turbidez «y un aumento de sustancias disueltas y en suspensión».

Omisión clave

Los cuatro folios del informe se dedican a explicar lo ocurrido, sus consecuencias y la necesidad de realizar una inversión para mejorar y modernizar la planta de tratamiento, de la que también se abastecen Cangas, Moaña y Redondela. Sin embargo, no existe indicación alguna sobre si el agua era en ese momento apta para el consumo, posiblemente porque sus parámetros fueron notificados a Sanidade y al Laboratorio Municipal.

Lógicamente, ese era la mayor preocupación de los ciudadanos, especialmente cuando el martes 11 de enero de 2011 por la mañana desde Aqualia se desaconsejaba a quien llamaba consumir agua corriente. Por la tarde desde el Concello y la concesionaria se modificó el discurso garantizando la potabilidad del agua debido a su cloración pese a la visible turbidez.

Ese fue el discurso que mantuvieron en los días siguientes, a la espera de que el agua de Eiras se fuera decantando y llegara en mejores condiciones a la planta viguesa. Pese a ello se disparó el consumo de agua embotellada y aumentaron las colas ante las fuentes públicas en las zonas periurbanas, hasta que poco a poco la situación se fue normalizando.

El responsable de Aqualia indicaba en su carta, presentada por registro, que «el Concello, consciente de la necesidad de asegurar el cumplimiento de la normativa. Solicitó en 2004 la redacción de un proyecto» para mejorar las instalaciones. Sin embargo, doce meses después de este grave incidente, que las partes implicadas silenciaron, la planta de O Casal sigue en el mismo estado.