Los doctores Colmeiro, guías sexuales de los vigueses

La Voz

VIGO

En los años treinta, la «Historia clínica de un beso» superaba la mojigatería en la relación entre hombres y mujeres

14 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Los vigueses de hoy sin duda recuerdan al doctor José Carlos Colmeiro Laforet. En los primeros años noventa del siglo pasado, el Ayuntamiento, con Carlos Príncipe en la alcaldía, dispuso colocar una placa en su memoria en la casa en que vivió, en la calle de Colón esquina a Uruguay, inmueble luego restaurado. La familia Laforet tenía peso en el Vigo del XIX y principios del XX, y lo ponía de relieve el hecho de que la actual calle Uruguay llevaba su nombre. Nuestro personaje murió en marzo de 1988, dejando una amplia obra escrita, con especial dedicación a su especialidad de toco-ginecología. Médico formado en Santiago, doctorado en Italia y especializado en Alemania, era viajero incansable y conocedor de la medicina que se practicaba en muchos países. Aunque nacido en Vigo, ejerció primero en A Coruña y luego en su ciudad natal, y aquí tuvo, entre otras muchas responsabilidades, la dirección del Hospital Municipal, que por aquellos tiempos llevaba el nombre del doctor Nicolás Peña. Su capacidad profesional le llevó a ser coeditor de la Revista Internacional de Sexología, a lo que añadió la edición de una docena de libros,en algún caso publicados en alemán. Colmeiro Laforet fue, durante largos años, digno guía sexual de los vigueses, entre otras cosas a través de sus libros, de los que cabe mencionar los titulados Educación, sexo y sexualidad, La educación sexual de la mujer y Estudio sobre la cuestión del parto sin dolor. En algún caso, su obra tuvo que difundirse antes en el extranjero, dado que la censura era poco receptiva a libros de sexología. Incluso hubo que disfrazar una obra con el título de Nuevos problemas ginecológicos, cuando en origen, en alemán, su título se correspondía con el de La sexualidad de la mujer. Conde De Colmeiro Laforet cabe decir también que en los años sesenta recabaron su opinión de cara al Concilio Vaticano II sobre tema tan interesante en aquel momento como el control de la natalidad. El ilustre médico falleció siendo Conde de Pardo Bazán, título en el que se le concedió en su día la sucesión. Colmeiro Laforet contaba en Vigo con un admirador entusiasta, el Dr. Soneira Maside, sobrino del pintor y dibujante Carlos Maside y padre político de Lola Villarino, presidenta del Parlamento de Galicia. El doctor Soneira preparó una biografía sobre Colmeiro, al que consideraba científicio estimado internacionalmente pero poco conocido por sus conciudadanos. Este doctor Colmeiro tuvo un antecesor en su tío, el compostelano José María Colmeiro Rey, que ejerció largos años en Vigo como especialista en piel y enfermedades venéreas y urinarias. Si su sobrino había nacido en 1906 él vino al mundo en 1887 y fallecería en Vigo en 1954. Trabajó para innumerables instituciones viguesas: Ayuntamiento, Hermanas Trinitarias, Guardia Civil... Allá por la primera guerra mundial publicó lo que estimamos su primera obra, Evolución de la gonoterapia, pero sería en 1933 cuando dio a la imprenta su trabajo más apreciado, de curioso título: Historia clínica de un beso. En los primeros años cincuenta publicaba el investigador Antonio Couceiro Freijomil su Diccionario Bio-Bibliográfico de Escritores, en el que hacía una descripción bastante cursi del contenido de aquella obra; quizá lo que obligaba aquel tiempo, dado que asegura que «el autor se propone, en forma de novela, con descripción de diversos paisajes de Galicia, prevenir a la juventud inexperta de los peligros que le acechan cuando se acerca a rendir sacrificios de lozanía ante los altares de Venus». Más justo era Jerónimo Toledano, una de las cabezas más lúcidas del Vigo de los años treinta, profesor de instituto y yerno de Ramón María de Valle Inclán, que saludaba con satisfacción una obra que ayudaba a los jóvenes a superar mojigaterías y también las enfermedades de transmisión sexual de que podían ser víctimas si no tomaban las precauciones que les aconsejaba. En tiempos de hipocresía e ignorancia en materia sexual, los vigueses tuvieron la suerte de contar con los estimables consejos de los doctores Colmeiro.