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Los coches de Google no son aptos para las carreteras gallegas

La Voz

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El sistema del automóvil no ha sido probado bajo la lluvia y tampoco es capaz de evitar baches

02 sep 2014 . Actualizado a las 16:33 h.

Son muchos los que ya imaginan un futuro inmediato en el que los flamantes coches autónomos de Google sean los únicos encargados de dirigir sus caminos. Sin embargo, a este tecnológico porvenir todavía le quedan demasiadas mejoras que conseguir. El MIT Technology Review ha analizado a fondo todas las posibilidades del coche autónomo de Google y ha demostrado que una serie de problemas muy comunes en carretera supondrían todo un reto para este vehículo.

Galicia en sí misma se convierte en un desafío para el coche autónomo de Google, que todavía no ha sido probado en unas condiciones meteorológicas adversas. Uno de los responsables de este avaricioso proyecto, Chris Urmson, reconoció que el coche nunca se ha puesto a prueba bajo lluvia intensa y menos aún con nieve. Las carreteras gallegas, castigadas prácticamente a diario por los chaparrones, no serían el mejor amigo de este vehículo, que no está acostumbrado a la facilidad de muchos conductores para maniobrar adaptándose a las circunstancias adversas de la vía.

Los baches y los gallegos están condenados a entenderse y adaptarse a una relación de continua convivencia. Una situación para la que el coche autónomo de Google todavía no está realmente preparado. Y es que detectar y evitar los huecos en el asfalto, que previene un sinfín de daños en el automóvil, todavía es una de las mejores que está pendiente de revisión.

Carreteras extrañas, pequeñas, con unas condiciones más que cuestionables... Si algo sobra en Galicia son precisamente las vías que todavía están sin cartografiar y que resultan verdaderamente desconocidas para Google. El coche del gigante de internet no conduce improvisando según las condiciones con las que se encuentra en cada momento. Su sistema se guía por mapas detallados y previamente escaneados cuya información le permite calcular la ruta que debe llevar a cabo e incluso todos y cada uno de los obstáculos que va a encontrar.

El sistema que permite al famoso coche funcionar es incluso mucho más detallado que el de Google Maps, y las vías que se han estudiado e incluido en las de la tecnología del automóvil es realmente ridícula. A duras penas se puede recorrer Estados Unidos con el nuevo coche, ni qué hablar de los pueblos gallegos. Las carreteras sin pintar o con las señales del suelo borradas, también se convierten en un quebradero de cabeza para el transporte del futuro.

Las infinitas obras que pueblan la geografía de la comunidad se convierten en otro enorme reto para el coche autónomo de Google, que es incapaz de reconocer los cambios en el entorno. El sistema de sensores de a bordo puede reconocer dificultades tales como un cono o un operario cortando el paso, pero hay otras situaciones como por ejemplo los desvíos, para los que todavía no ofrece una solución alternativa.

Al coche de Google todavía le queda largo camino por recorrer. Algunos de sus fallos son tan evidentes que resultan hasta absurdos y todo apunta a que muchos años nos distan del momento en el que los conductores puedan disfrutar cómodamente sentados en el asiento de atrás de una prodigiosa máquina que guíe con total seguridad sus pasos.