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Los taxistas, contra una aplicación de «transporte pirata»

Andrés Losada REDACCIÓN / LA VOZ

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Cataluña expedienta a Uber por operar sin la correspondiente licencia

23 abr 2014 . Actualizado a las 10:15 h.

Se llama Uber, es una aplicación gratuita para iPhone y móviles Android y ha conseguido poner en pie de guerra a todo el sector del taxi. Uber permite poner en contacto a particulares para trayectos en vehículos privados e intermedia en el cobro de estos servicios. Todo limpio, sin contratos, licencias... ni pago de impuestos.

La Confederación del Taxi de España pidió el sábado pasado la retirada de la app por «supuesta actividad irregular», al considerar que fomenta «el transporte pirata» y «sin garantía alguna» para los viajeros. El guante fue recogido ayer por la Generalitat de Cataluña, que ha abierto expediente a Uber con el objetivo de «controlar que todas las actividades anunciadas para esta empresa se hacen bajo el vigente marco normativo». Algo que evidentemente no cumple y por lo que podría ser sancionada.

El funcionamiento de Uber es simple. Una vez descargada, el usuario introduce sus datos personales -incluyendo una tarjeta de crédito- y puede solicitar un trayecto. Utilizando el GPS del móvil, la aplicación lo pone en contacto con el conductor más cercano (otro particular que está dispuesto a hacer el servicio a cambio de una contraprestación económica). El cliente conoce la tarifa de antemano y no necesita efectivo, ya que el pago se carga en su cuenta una vez que llega a su destino.

Barcelona es la primera ciudad española donde está funcionando la aplicación, que ya se usa en más de un centenar de urbes de todo el mundo. Nacida en el 2009 en San Francisco (EE.UU.), la empresa se enmarca dentro del denominado consumo colaborativo, que ha alumbrado otras startup polémicas como la web de alojamiento Airbnb.

En Bélgica, un tribunal de Bruselas ha ordenado a Uber que cese sus actividades. Pero la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la Agenda Digital, Neelie Kroes, ha criticado la medida porque a su juicio no pretende «proteger o ayudar a los pasajeros, sino a un cartel de taxis».