Toro Acuña: «Cuando empecé a jugar algunos de mis compañeros no habían nacido»

TORRE DE MARATHÓN

El exjugador del Deportivo sigue jugando en la primera división paraguaya
El exjugador del Deportivo sigue jugando en la primera división paraguaya Rubio Ñu

A los 45 años, el centrocampista paraguayo ex del Deportivo se declara enamorado del fútbol y encantado de ayudar a los jóvenes

29 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En agosto se cumplirán quince años del último título del Dépor, la Supercopa del 2002, pero uno de aquellos futbolistas se resiste a colgar las botas. Toro Acuña (Avellaneda, Argentina, 1972) sigue jugando en el Rubio Ñu, un modesto de la Primera paraguaya. «Me siento un privilegiado que con 45 años todavía puedo entrenar todos los días y hacer prácticamente todo el entrenamiento. Todavía me gusta ir a la concentración, tengo las mismas sensaciones de hace años y esa ilusión de que llegue la hora del partido. Siento todas esas cosas y el físico me está respetando con las lesiones», relata.

-Y en un equipo pequeño.

-Sí, pero con la ilusión de jugar una copa internacional, porque ahora se abrieron puertas y hay más plazas para disputar Sudamericano y Copa Libertadores, y esa es la ilusión de un club que está desde hace solo doce años en Primera División. De la mano de Martín Ruiz Díaz, compañero mío en la selección, que es presidente, del Chiqui Arce, que fue en su momento quien lo subió a Primera, está metido el Colorado Gamarra, todos compañeros míos en la selección y amigos de toda la vida, y que son los que llevan la gerencia del club y me dieron la posibilidad de jugar aquí.

-Porque sigue jugando de mediocentro, como en España.

-Sí, con doble pivote. Siempre tengo que tener un chico al lado mío que es el que hace el trabajo sucio, el que corre mucho, que trata de liberarme a mí para que yo cree en la parte futbolística.

-Para muchos será un sueño jugar a su lado.

-Sí, para algunos casi cuando yo empecé a jugar ni habían nacido. Ahora aquí en los equipos tiene que haber un sub-19 entre los once titulares y yo tengo un hijo de 19 años, así que juego con uno que puede ser mi hijo. A mí me llena de orgullo compartir un partido con estos chicos que podrían ser mis hijos.

-¿Qué consejos les da?

-De todo. En el fútbol te tienen que valorar primero por lo que eres como persona y después lo futbolístico... Puedes aprender cosas, pero más que nada en la parte de ubicación o de jugar más rápido... Aún los chicos están aprendiendo sobre todo en la vida: cómo tienen que ser para salir adelante, no solo en lo futbolístico, sino en lo personal, ser buena gente, porque lo demás ya viene solo.

-¿Cómo ha evolucionado el fútbol en los últimos años en su posición?

-Antes los dos pivotes eran más de marca y recuperación. Hoy en día juegas con un solo volante, como el Barcelona, con Busquets, que es uno de los mejores que vi en el puesto. Va evolucionando en que llegas más, que tienes más gol y pisas más el área. Me gustaría tener 15 años menos y jugar con todos esos monstruos que hoy en día están jugando en la liga española. Sería un privilegio, pero a mí también me tocó jugar con varios monstruos en mi época que dejaron una marca en el fútbol.

-¿Ve cerca la retirada?

-Sí, yo creo que este año, a finales de año, noviembre o diciembre, cuando acabe el Clausura, lo tengo marcado con el presidente del club. Y ahí anunciar oficialmente el retiro. Hoy en día me siento bien, pero me quiero retirar del fútbol estando bien y no que el fútbol me deje a mí.

«Sería un sueño volver a A Coruña para entrenar»

Acuña mantiene el contacto con muchos de sus excompañeros de aquel Deportivo.

-¿Por qué no triunfó en A Coruña?

-En primer lugar, faltó continuidad, y el futbolista, si no logra continuidad, lo tiene muy complicado. Te dicen que estés preparado para las oportunidades, pero el ritmo no es el mismo, no tenía esa confianza. Los que estaban jugando eran monstruos: Sergio, Duscher, Mauro,... No jugaba cualquiera, eran de primer nivel y así en todas las posiciones. Los que estábamos fuera veíamos que iba a ser difícil por la clase de jugadores que estaban, por el nivel que estaban teniendo y porque el equipo estaba en buen momento. Y te vas relajando, te vas dejando sin darte cuenta, y cuando te toca no estás en un buen nivel o en el ritmo que se necesita para la liga española y para un equipo como el Deportivo, que tienes que estar de 9 o 10 siempre.

-¿Le perjudicó el alto coste de su traspaso (llegó del Zaragoza por casi 12 millones de euros)?

-Sí, quizá también. Yo venía de un buen nivel en el Zaragoza y la gente siempre espera de un fichaje costoso que haga la diferencia. Yo también esperaba mucho más, pero lastimosamente no se pudo dar. Pero tengo buenos amigos ahí, la gente me sigue llamando, con Coloccini, Scaloni, Valerón en algún momento hemos mensajeado. Sigo los pasos de la gente de España y ellos los míos.

-Si pudiera, ¿borraría su salida? (El Deportivo lo acusó de ineptitud sobrevenida para rescindir su contrato y el jugador acabará cobrando en torno a un millón de euros por despido improcedente).

-Cuando pasó tenía un año de contrato y no había ningún problema: si no me iban a tener en cuenta, íbamos a rescindir. Quisimos arreglar de buena manera, pero me quisieron pagar en cinco o seis años, y yo le dije: «No, si me voy, págamelo en un año, no hace falta al contado, pero en un año financiado o como sea, pero en un año». Porque los futbolistas solo vivimos de esto. Pero el abogado se enojó, me despidieron por inepto, que fue una palabra que me metieron muy fea, y a mí no me quedó otra posibilidad que pelear lo que me corresponde, ni menos, ni más.

-¿Se imagina regresar?

-No, para jugar no creo. Estoy con mi familia, tranquilo, en mi país, haciendo el curso de entrenador, que seguramente en algún momento voy a dirigir. Para mí sería un sueño y un privilegio volver para dirigir las instituciones en que jugué.