Joselu, la rebeldía del goleador del Deportivo

Alexandre Centeno Liste
Alexandre Centeno A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Cabalar | EFE

Clave al adelantar al Deportivo, el jugador erró al mandar callar a la grada tras el tanto y mostrar su malestar con el entrenador una vez que lo sustituyó

16 abr 2017 . Actualizado a las 20:55 h.

El fútbol, en ocasiones, recuerda al manido recurso publicitario de «Así te ves tú... Y así te ven los demás». Y bajo ese prisma hay que entender la reacción de Joselu ayer que, tres meses después de golear en el Bernabéu, se reencontró en la Liga con la meta contraria.

El cóctel de sensaciones explotó dentro de él. Podía ser el héroe de una necesitada victoria del Dépor. Pero Riazor lo había pitado. Por fin, marcaba para poder dedicar el tanto al bebé que espera. Sin embargo, la grada hace tiempo que murmulla ante su juego. Tenía el estadio a sus pies celebrando su intervención. Aunque, minutos antes, el campo se venía abajo para aplaudir que Andone salía a calentar, previsiblemente, para remplazarlo. Y en ese mar de sensaciones, Joselu -que siempre celebra sus goles llevándose las manos a las orejas, en un gesto de querer oír aún más el rugir de la grada- cometió el error de acercar su dedo índice a la boca en un gesto de mandar callar a la grada. Fueron segundos -inmediatamente, cambió y optó por llevare el pulgar a la boca como si fuera un chupete-. Pero suficiente para que los hinchas le tomaran la matrícula.

El partido continuó y el espigado ariete pareció seguir viendo una imagen de sí mismo totalmente opuesta a la que veían la grada y el entrenador, que minutos después, a pesar de haber marcado, lo sustituyó por Andone. El cambio no gustó al silledense. Abandonó cabizbajo el campo. Chocó manos con Andone sin mirarlo a la cara. Y, cuando se cruzó con Mel, le recriminó la acción gesticulando con los brazos. El técnico, veterano, lo dejó pasar y lo mandó para el banquillo sin alterarse. La última acción del delantero gallego fue tirar la sudadera cuando alguien se le ofreció. 

Sus sensaciones

Y es que la imagen que probablemente se estuviera proyectando en la mente de Joselu es la de un futbolista que peleó cada balón, que trató de bajar todo aquel que tuvo a su alcance, que lo intentó todo y que marcó el gol que hasta ese momento daba la victoria. Los demás estaban viendo un futbolista con más intención que acierto; con más calidad de la exhibida; y que en alguna opción pecó de exceso de individualismo.

Una percepción cercana también a la de un Pepe Mel que a la conclusión del encuentro anunció una charla con su jugador al que, en principio, disculpa por la calentura del duelo, pero con el que no dejará de aclarar las cosas. «Hablaré con él a su debido tiempo. Las ruedas de prensa pospartido son las mayores enemigas de los entrenadores porque estás a muchas pulsaciones. Todo se ve mejor con 24 horas de descanso. Hablaré con Joselu. En lo que a mí respecta entiendo que esté alterado y a pulsaciones grandes y esos errores los cometen muchos. Se va a dar cuenta de que no le ayuda», zanjó el experimentado entrenador.

Fueron instantes de calentura. De impotencia. De pulsaciones a mil. Fue la rebeldía del goleador.