Sidnei, otro pilar del Deportivo en mal estado

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El central brasileño ha bajado llamativamente su rendimiento respecto a anteriores temporadas

12 abr 2017 . Actualizado a las 11:03 h.

Diez negritos, la obra más famosa de Agatha Christie, ha alimentado guiones de cine, de teatro e incluso novelas radiofónicas. Además, desde hace un año, el Deportivo ha dado una vuelta de tuerca a este clásico del género negro para adaptarlo al fútbol. En su original versión de papel, y en la que después se ha visto en pantallas y escenarios, diez presuntos culpables van desapareciendo de la escena. En la que el Dépor ha llevado al césped, el equipo va perdiendo pilares.

La base de la permanencia hace un par de campañas estuvo en los tantos de Lucas y el blindaje en torno a Sidnei y Fabricio. En la siguiente, repitieron el brasileño y el coruñés, a los que se sumó Mosquera. Ya sin el meta canario, el conjunto blanquiazul se aferró a las otras tres piezas, tratando de retenerlas. No lo consiguió con Lucas, que decidió mudarse a Londres, pero sí evitó que el par restante abandonara Riazor para exiliarse en Mestalla. A cambio, esos dos que resistieron se han ido desdibujando ante la mirada de un espectador desconcertado por la escena.

Cayó primero Mosquera, víctima de un bajón en números y rendimiento emparejado con el que registró el conjunto blanquiazul al pasar del 2015 al 2016. Víctor Sánchez quiso innovar para volver al buen camino y por ahí acabó de perder al centrocampista, quien fue limando su aportación creativa. Los registros revelan, por ejemplo, una menor cantidad y calidad en el pase, primero en el cambio de año y después, más acuciada, con el salto de temporada. Los envíos disminuyeron de 53 a 40 por partido; el acierto, del 83 al 80%. También se tornó más discreta la aportación defensiva y se redujeron los disparos a portería (paradójicamente, crecieron los goles: esta campaña, dos; en la anterior, cero). La llegada de Pepe Mel parecía haber devuelto al 5 a su mejor nivel, el que se vio en El Molinón, pero aún le falta demostrar una recuperación sostenida.

El cambio en el banquillo, sin embargo, no ha frenado el deterioro de Sidnei, último pilar en caer. Aguantó completo el curso pasado, siendo con diferencia el futbolista más regular del Deportivo, pero en este no es el mismo. El brasileño, apartado como Mosquera de las garras del Valencia, ha cometido en la temporada actual graves errores (despistes en las marcas, falta de contundencia, fallos al medir y en el inicio de jugada...) infrecuentes en él desde que llegó al equipo. Sus marcas han ido a peor con los años. Están los robos de balón (2,2 de media en la 2014-2015; 1,6 en la 2015-2016; 1,2 en esta), las intercepciones (3,4; 3,1 y 1,9) o los despejes (6; 5,8 y 5,1), pero también los duelos ganados por alto (2,1; 1,5 y 1,3). A cambio, al menos, pasa mejor y ha estrenado por fin su cuenta goleadora.

El bajón en este caso afecta también al terreno extradeportivo. La venta de Sidnei, pendiente todavía de obtener la doble nacionalidad, aliviaría la precaria situación económica del Deportivo. Tanto en Riazor como en plaza de Pontevedra, esa estrecha conexión del Paseo Marítimo, urge recuperar el buen cartel del último ídolo caído.