El Deportivo, el tuerto de una Liga de ciegos

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

La competición se encamina hacia su permanencia más barata para tranquilidad de un triste Dépor

11 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La permanencia de aquel Mallorca empezó a sellarse mientras Irureta se despedía de Riazor. Penúltima jornada de Liga, temporada 2004-2005. El Dépor apenas se jugaba una plaza en la Intertoto y el adiós digno a quien le hiciera campeón. El hambre, por contra, había hecho presa en las filas del rival. No estaban para homenajes los de Cúper, que sostenidos bajo palos por Moyá se impusieron 0-3. La goleada consolidaba una remontada histórica arrancada por los bermellones en la jornada 32; la próxima que disputará el torneo actual. Antes de su inicio, el Mallorca sumaba 24 puntos. El Levante tenía once más y el Racing de Santander quedaba a diez. Siete duelos después, fueron los granotas quienes se fueron al pozo mientras el conjunto balear se aferraba a Primera tras una escalada sin fallo en la que la última jornada sobró. Al Mallorca no le hizo falta ganar en la 38, ya lo había hecho en Riazor. Los tropiezos del Levante en los derbis que cerraron su participación liguera le costaron la categoría el año que apuntaba a la permanencia más barata de la competición. Hasta hoy no se habían encontrado candidatos al descenso con un registro peor. Ni siquiera hace dos campañas, en la Liga que culminó en salvación de 35 puntos (la del Granada y la del propio Deportivo), los números eran así de pobres a siete encuentros del final.

Nunca a estas alturas se había visto a un colista con 17 puntos -el más flojo, el Córdoba de la 2014-2015, con 19-, ni un penúltimo clasificado con 20. 24 llevaba el Albacete en la 2004-2005; la del fenomenal esprint del Mallorca, firmando una remontada que este curso permitiría incluso al Osasuna alcanzar a los de Pepe Mel.

El conjunto coruñés ha vivido razonablemente seguro hasta la fecha, más allá de un par de sobresaltos puntuales al ponerse virtualmente a la altura de la línea roja antes de saltar al campo a jugar. La tranquilidad no ha sido, eso sí, cuestión del brillo propio, sino de los deméritos de cuatro rivales, por poco que le guste la idea al actual entrenador blanquiazul.

El técnico subrayó antes de viajar a Sevilla la necesidad de que su equipo «transmita cosas». De momento, transmitió ganas frente al Atlético y el Barça, pero la ambición se diluyó a partir de ahí. El derbi devolvió al Dépor a la vida que llevaba con Garitano; la de los infortunios y los errores arbitrales que derivaban en derrota una y otra vez. Mel enarboló la idiosincrasia del carácter para rescatar a un grupo en picado y consiguió una reacción. Ahora, ya sin el efecto de la novedad a su favor, necesita alterar la dinámica negativa ante un adversario que también ha exprimido los beneficios de un nuevo entrenador. Como en su momento le ocurrió al Dépor, el relevo en el banquillo le ha traído al Málaga una victoria frente al Barça y otra en el Molinón.

Michel ha cumplido y con la permanencia asegurada es momento de que el Málaga pinche y el conjunto coruñés rompa su racha de cuatro partidos sin vencer. Serie sin triunfos que apenas ha mermado el margen con el antepenúltimo de la clasificación. La liga de ciegos salva de momento al tuerto, vestido de blanquiazul. Juanfran lo resumió ayer así: «Estamos haciéndolo muy mal, pero hay equipos que lo están haciendo un poquito peor y esperemos que sigan así». Que al Mallorca de Cúper no le salga un imitador.